“Para nadie es un secreto que la paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX) es un barril sin fondo para el cual no habrá dinero que alcance y cada peso que se le siga invirtiendo es como tirarlo a la basura. El problema es que ese recurso económico que se le está inyectando en cantidades millonarias se le está quitando a las finanzas públicas del país, siendo que hay rubros que debieran ser prioritarios y a los cuales se les está escatimando e incluso negando el recurso para cubrir sus necesidades básicas que debieran ser atendidas por el Estado Mexicano”. (“EN CAÍDA LIBRE, PEMEX ARRASTRA FINANZAS PÚBLICAS”, publicado en Volantín para Meridiano 28/01/21).
Aquel día, también mencioné que el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), había vuelto a criticar el fortalecimiento del gobierno mexicano a Pemex en virtud de que ello impactaría las arcas del país y la competitividad del sector energético.
“Las inversiones en segmentos no rentables tendrán un costo aproximado de 244,365 millones de pesos para las arcas públicas, equivalente al 5.5% del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, en perjuicio de los programas sociales prioritarios del presidente Andrés Manuel López Obrador, detallaba el think tank mexicano en un reporte”.
Pero el impacto fue más allá, hasta alcanzar al público inversionista y los grandes círculos de discusión política, según mencionaba un reporte de “México Evalúa”, instancia que a través de un profundo análisis dimensionó la caída de la siguiente manera:
En los primeros seis meses de este año Pemex ya registra una pérdida neta de 606,587 millones de pesos. Este monto implica que la empresa ya ‘quemó’, a mitad de año, el equivalente al 77% de su presupuesto total anual 2020. O que pulverizó el 3.3% del PIB. Para decirlo en los términos de moda, si el avión presidencial cuesta 6,000 millones de pesos —como ha mencionado el presidente López Obrador—, la pérdida de Pemex en los primeros seis meses de este año equivale al valor de 101 aviones presidenciales.
Otro dato que describe el estado calamitoso de Pemex es el comportamiento de su rentabilidad. Al 30 de junio, su margen operativo, es decir, la capacidad básica que hace marchar al negocio, fue de apenas de 0.13%, comparado con el margen de 15% que registró en 2019. Una baja rentabilidad implica un deterioro en la capacidad de la empresa para operar y cumplir con sus obligaciones.
Con todo, esos números no son el fondo del problema…
Entre indicadores extraños y errores contables
Mucho se ha dicho sobre los efectos del dramático desempeño financiero de Pemex. Sin embargo, en México Evalúa también nos preocupa la aparición de nuevas malas prácticas en materia de transparencia en el reporte financiero más reciente, principalmente por una pérdida de confiabilidad y completitud en la información reportada. En nuestro Índice de Transparencia Corporativa para Pemex y CFE, publicado en 2019, evaluamos la calidad de la transparencia en los reportes sobre desempeño financiero. Al ser estos documentos piezas de información clave para los actores interesados —principalmente inversionistas—, la calidad de la información debe posibilitar el seguimiento, la fiscalización y la evaluación constante del desempeño. O dicho de otra forma, estimar con confiabilidad el valor de los riesgos, la probabilidad de ocurrencia y el grado de vulnerabilidad respecto al valor patrimonial de la empresa depende de que la información sea accesible, confiable, completa y oportuna.
Pues bien, en el Índice observamos que en el periodo comprendido entre los ejercicios fiscales 2013 y 2018 la transparencia corporativa de Pemex en sus aspectos de difusión de reportes financieros e indicadores clave, fue razonablemente buena. Sin embargo, la publicación del segundo informe trimestral financiero 2020 arroja indicios de una caída fuerte en la calidad de la transparencia.
El viernes 19 de febrero de 2021, a través de El Diario Oficial de la Federación (DOF), se publicó el decreto por medio del cual el gobierno de México otorgó un nuevo estímulo fiscal a Pemex, en esta ocasión de hasta 73,280 millones de pesos (3,540 millones de dólares), a fin de apuntalar sus débiles finanzas y su producción de hidrocarburos.
“La semana pasada un funcionario de alto nivel del gobierno dijo a Reuters que se alistaba un nuevo rescate a Pemex por unos 5,000 millones de dólares entre una capitalización de entre 1,300 y 1,600 millones de dólares y un beneficio fiscal.
El nuevo estímulo es adicional a una reducción paulatina que se ha hecho a la tasa del Derecho de Utilidad Compartida (DUC) que busca que Pemex, con una deuda financiera de 110,000 millones de dólares e ingentes pérdidas, cuente con recursos para invertir en exploración y extracción de hidrocarburos para reponer reservas e impulsar la producción de petróleo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que recibió a Pemex prácticamente en ruinas y que su gobierno hará todo lo que deba hacer para “rescatar” a la empresa así como a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) “para que vuelvan a operar como palancas del desarrollo nacional”.
El decreto del viernes cita que es necesario aplicar el estímulo fiscal por el “impacto negativo en las condiciones económicas y de negocios derivados de los acontecimientos de tipo geopolítico, económico y de emergencia de salud pública a nivel global” para aumentar la producción de hidrocarburos.
Ni Pemex ni la Secretaría de Hacienda respondieron el lunes a solicitudes de comentarios para esta nota. López Obrador dijo el viernes que iba a un decreto para reducir los pagos de impuestos de Pemex, pero no dio detalles. (Forbes22/02/21).
La mañana de este jueves, el presidente López Obrador anunció que su gobierno invertirá 100 mil millones de pesos extra a Petróleos Mexicanos (Pemex) con la finalidad de que no le falten recursos para las labores de exploración y de producción de campos petroleros.
Recordó que además se le están restando impuestos a la empresa paraestatal para fortalecerla, estrategia que también se está implementando en la Comisión Federal de Electricidad(CFE).
“Ahora con la disminución de impuestos alrededor de 100 mil millones, estamos esperando también lo que nos va a entregar el Banco de México de remanentes, se está haciendo la cuenta, eso lo entregan en abril y se va a utilizar para pagar deuda”, destacó.
Aclaró que la política de la actual administración no va a consistir en solo extraer más petróleo crudo, puesto que se tienen que cuidar los recursos para dejarlos a las nuevas generaciones.
Aseguró que México tiene que pensar en la autosuficiencia energética para que se produzca la gasolina y el diésel que se consume en el territorio nacional. “Por eso la construcción de la refinería y la rehabilitación de las que ya existían. En el 23 vamos a dejar de comprar las gasolinas, a finales del 23 vamos a ser autosuficientes”, sostuvo.(Milenio25/02/21).
De tal suerte que apenas seis meses después de que ya advertíamos en este mismo espacio y tal como era de advertirse, Pemex siguió en caída libre arrastrando pérdidas multimillonarias que como dijimos, bien podrían haberse invertido en sectores más necesitados en el contexto de una pandemia, pero contrario a que de una vez por todas el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se hubiese decidido a tomar acciones definitivas en torno a este problema descomunal, ha optado por inyectarle, no vida, porque Pemex está muerto, pero sí un poco de oxígeno que solo le alargará la agonía.
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