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De Beltrán Monzón, a don Arsenio Farell

Una historia penitenciaria

El 16 de septiembre de 1965 a las 14:45 horas de 1965 salieron a relucir fusiles M-1 (de “moda” desde la II Guerra Mundial, hasta la de Vietnam y Corea). En esos hechos, Ruperto Beltrán Monzón logró ser rescatado del penal de Tepic.

Existen diversas versiones de los detalles, aunque la fuga fue un hecho. Del final de esa historia también existen versiones. Una de ellas sostiene que Beltrán Monzón se retira plácidamente de esa actividad empresarial, tras la irrupción de capos como Miguel Ángel Félix Gallardo, Manuel Salcido Uzeta, alias "El Cochiloco", Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero. La razón de esa jubilación al parecer se relaciona más con los problemas derivados de gobernar una familia, la de él mismo, y menos con el choque entre pandillas o generaciones empresariales.

Al parecer el lugar era vigilado por unos 10 custodios que debieron enfrentar el fuego desatado por un comando armado con fusiles semiautomáticos M1. El grupo de pistoleros logró rescatar a Beltrán Monzón y a un grupo de unos 20 internos que lo protegieron con sus cuerpos. Los hechos fueron muy diferentes a los que acompañaron la fuga de Joaquín Guzmán Loera, de los centros penitenciarios de máxima seguridad. Allá hubo sangre y fuego; acá, trabajos de ingeniería y albañilería.

La historia de Ruperto Beltrán Monzón (alias Antonio García Rodríguez), originario El Rosario, municipio de Badiraguato, Sinaloa, resulta por demás interesante dado que esos hechos ocurrieron poco tiempo después de que el penal de Tepic había iniciado a operar. El nombre de Beltrán Monzón se asocia con el inicio del tráfico de drogas en el estado de Jalisco y con la aparición de las mafias que hoy han evolucionado de manera preocupante.

Tiempo antes de que se registrara ese hecho, Beltrán Monzón había sido señalado asesino de un policía federal de caminos allá por el rumbo de El Rodeo, al poniente de la capital del estado. Resulta interesante conocer la historia de Beltrán Guzmán, aunque lo que tiene el mayor interés en este caso es que para esas fechas ya se encontraba el penal de Tepic funcionando en la capital del estado. Sí, frente a lo que un par de años más tarde sería el penal de Tepic, funcionando hasta nuestros días.

Ha transcurrido más de medio siglo de que el penal fue fundado y bautizado con sangre y fuego por Ruperto Beltrán Guzmán. Y ahí sigue, al modo de la puerta de Alcalá…

En 1965, año en el que se registra una fuga realizada a sangre y fuego, el penal ya estaba ahí, en el mismo lugar que hoy. Un año después (1966), en el mismo período de gobierno en el que Ruperto Guzmán había sido centro de la atención de los hechos sangrientos, Julián Gascón Mercado creaba el Patronato de Ciudad de la Cultura, precisamente frente a las instalaciones de la penitenciaría. Es hasta 1969 cuando Gascón Mercado decreta la creación de la Universidad de Nayarit.

Quizá la penal no debió haberse construido en ese lugar, o quizá la Ciudad de la Cultura no debió haberse instalado en ese lugar. El caso es que hoy el penal de Tepic se localiza en un lugar en el que operan numerosos centros educativos y habitan miles de tepicenses en colonias de alta densidad de población.

Ha transcurrido más de medio siglo de los hechos sangrientos en los que el actor central fue Ruperto Beltrán Monzón. Hace más de tres décadas, las autoridades federales y estatales mostraron su interés por acabar con esa historia. Tras años en los que las autoridades no invertían en la construcción de nuevos centros penitenciarios regionales, vemos que ese problema ha crecido exponencialmente en el país y en el estado y por tanto se requiere de políticas que no empeoren los problemas en esa materia.

Cerca de 1990, inicia la construcción de un nuevo penal en la capital del estado. Las autoridades locales se habían comprometido a entregar a la siguiente administración, antes de 1993, las nuevas instalaciones. La razón de las inversiones para la nueva sede del penal, se relacionan con los hechos ocurridos durante los días 22, 23 y 24 de diciembre de 1988. En esos días se escenificó un motín en torno al que también se han construido diversas versiones, pero en el que nadie duda de la muerte de decenas de muertos.

En 2009, en España se produjo una película que describe hechos parecidos a los del penal de Tepic. Se trata de la cinta “Celda 211”, dirigida por Daniel Monzón y con un guion del mismo Monzón y Jorge Guerricaechavarría, basado en la novela de Francisco Pérez Gandul, cuyo título lo lleva también el filme. Como tales hechos, se han repetido durante lustros en diversos lugares del país.

El penal, desde entonces, ya mostraba serios problemas de hacinamiento, violaciones a los derechos humanos de los presos y un sin fin de irregularidades que explican, (aunque no justifican), las razones del sangriento motín. El asunto intentó cerrarse recluyendo a dos trabajadores del penal, que fueron considerados por don Pedro Ponce de León como chivos expiatorios.

Finalmente concluyó ese periodo gubernamental y el nuevo reclusorio se entregó en proceso de construcción al nuevo gobierno. Las obras no concluyeron y en 1997, Rigoberto Ochoa Zaragoza, siendo titular del Ejecutivo local, se refiere a graves irregularidades en las obras que estaban a cargo de una empresa cuyos propietarios tenían una fuerte relación amistosa con Arsenio Farell Cubillas, entonces Secretario de la Contraloría. Eso ocasionó un fuerte choque entre el Gobernador nayarita y el Secretario de la Contraloría del gobierno federal. No obstante, ni así se terminó la obra del nuevo penal.

Desde hace más de tres décadas el penal de Tepic mostraba una peligrosa sobre población. Esa fue la causa principal de que se promoviera la construcción de un nuevo penal local. También, desde entonces, se enfatizaba la presencia de múltiples de asentamientos humanos con alta densidad de población. También se enfatizaba en la presencia de centros educativos, entre los que destaca la Universidad Autónoma de Nayarit.

El penal de Tepic carece de las condiciones que se enuncian constitucionalmente. De manera relevante, conviene señalar que el sistema carcelario debería considerar el nivel de peligrosidad de algunos reos que requieren un trato diferenciado por numerosas causas. El caso de Ruperto Beltrán nos deja en claro que los “aliados” o “socios” de algunos reos no se desmovilizan necesariamente. Ya tenemos indicios de que la organización de las bandas criminales es realmente poderosa y que ha evolucionado para perfeccionarse. En repetidas ocasiones se deja en claro que los capos de algunas organizaciones criminales suelen seguir activos desde las cárceles.

El penal de El Rincón fue concebido originalmente para resolver el grave problema que representa la presencia del penal de Tepic. La reubicación del centro penitenciario local exige nuevas inversiones públicas en ese sentido. Naturalmente, esto debe ser analizado desde una perspectiva más amplia.

En realidad, de poco sirve el enunciado constitucional plasmado en el artículo 18: “El sistema penitenciario se organizará sobre la base del respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los beneficios que para él prevé la ley. Las mujeres compurgarán sus penas en lugares separados de los destinados a los hombres para tal efecto”.

Indudablemente se requiere avanzar en la solución de un problema que algunos describen como “bomba de tiempo”. Las soluciones existen, aunque son tan complejas o más, como los problemas mismos.

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NOTA ROJA