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Aporta campo y pesca sólo 7% del PIB

El verdadero motor de nuestra economía son el sector que comprende el comercio, los servicios y el gobierno, cuya aportación es de 75 centavos de cada peso, según el reporte actualizado hace unas horas por INEGI

Tepic.- Desde el discurso político y a veces del académico se ha machacado la idea de que el campo podría regalarnos el paraíso económico. Pero los datos de los que se disponen nos muestran otra realidad: en Nayarit el dinamismo económico tiene sus pilares en el comercio y los servicios, que componen el sector terciario, y no en las actividades agrícolas, ganaderas y pesqueras, el sector primario, que sólo contribuye con 7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

El sector primario aporta siete centavos de cada peso, contra 75 centavos de cada 100 del comercio al mayoreo y menudeo, transporte, correo, almacenamiento, información en medios masivos, servicios financieros y de seguros, servicios profesionales, científicos, técnicos, educativos, de salud, alojamiento, deporte, cultura, esparcimiento y gubernamentales.

La minería, construcción, generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, industria manufacturera y de alimentos y bebidas, que componen el sector secundario, generan el 18 por ciento del PBI.

Publicada ayer la más reciente actualización del PIB por Entidad Federativa, conocido como PIBE, ofrece este dato anual de Nayarit en millones de pesos: Total de PIB, 120 mil 946 millones de pesos. Sector primario, 8 mil 553 millones de pesos. Sector secundario, 22 mil 131 millones de pesos. Sector terciario, 90 mil 262 millones de pesos.

Algunos estados muestran variación en sus proporciones. Para nuestro vecino Sinaloa, las actividades primarias significan el 12 por ciento de su PIB. Para el país, es de sólo 3.35 por ciento.

Con apenas 7 por ciento en su peso real en PIB, para llevar el campo nayarita a otros estadios que lo conviertan en un motor económico de muchos caballos de fuerza sólo hay dos opciones: que suceda un milagro o una verdadera revolución. Para el milagro se necesita una fe que mueva montañas; para la revolución, recursos monetarios faraónicos y un cambio definitivo en los usos y costumbres de ese sector.

Si no hay ni fe ni revolución, al menos se necesitan recursos suficientes para que las actividades agrícolas, ganaderas y pesqueras lleven un poco de justicia a quienes de eso viven y no ven la suya desde hace décadas.

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