La verdad que la pandemia nos ha traído una buena dosis de incredulidad ante las buenas noticias. El caso es que Nayarit tuvo un logro altísimo en combate a la pobreza extrema. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública (CONEVAL) reportó ayer una disminución de 31 por ciento, contra 24 puntos porcentuales de crecimiento en el país en 2020, en comparación con 2018. Con las adversas condiciones que la contingencia sanitaria iniciada en 2020 resulta sospechoso el dato para muchos, una broma de mal gusto, un error de cálculo del mencionado Consejo. Ahí está. No hay una metodología que explique con precisión las razones del descenso de los extremadamente pobres. Algunas cosas, algunos fenómenos tienen la rara capacidad de mejorar o crecer cuando son expuestos a las condiciones más adversas; mientras otros se debilitan, ellos se fortalecen. Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden es un libro de Nassim Nicholas Taleb que hay que leer para tratar de entender con los ejemplos que él expone cómo un virus que empobreció a un país mejoró las condiciones de los pobres de Nayarit. Si no encontramos respuesta, al menos tendremos un martillazo a nuestras ideas arraigadas de causa-efecto.
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Lo advierte el secretario de Salud: la mayoría de los jóvenes contagiados por Covid-19 refieren que asistieron a fiestas y reuniones sociales. Nomás vamos a estar los cuates, nomás vamos a estar pura familia, dicen en un lado y en otro. Qué predilección por el pensamiento mágico que nos hace creer que los virus no se contagian de un familiar a otro. Las fiestas, por ahora, son aguafiestas.
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Las nutrias o perros de agua se dejan ver ya en el Parque Ecológico de Tepic. La presencia de los simpáticos mamíferos es una estrellita en la frente para el Ayuntamiento, como reconocimiento por conservar ese sitio. Felicitaciones al equipo técnico encargado de su cuidado.
