Tepic.-En los últimos días la plana estatal ha centrado su atención en la Isla de Mexcaltitán, la cual tras 10 años de incansable lucha entre pobladores y gobierno logró recuperar su clasificación de Pueblo Mágico, con lo cual se distingue como uno de los lugares turísticos más atractivos de la entidad.
Sin embargo, la llamada Venecia Mexicana no es la única isla de gran trascendencia en el Estado de Nayarit que a pesar de ser una de las entidades más pequeñas en cuestión de población cuenta con uno de los ecosistemas más vastos y diversos de toda la nación.
A 132 kilómetros del municipio de San Blas Nayarit, asoma su rostro un archipiélago que desde la época virreinal ha sido objeto de la avaricia de gobernantes y empresarios que han visto una gran oportunidad en las más de 640 mil hectáreas que conforman lo que se conoce como “Islas Marías”.
De acuerdo con los registros españoles, estas islas que en un inicio serían conocidas como Magdalenas, fueron descubiertas por Diego Hurtado de Mendoza, primo del conquistador Hernán Cortés quien lo envío en una expedición a esta zona del pacífico; sin embargo, algunos historiadores señalan que este escollo también fue reclamado por Nuño Beltrán de Guzmán, quien bautizó el lugar como las Islas de la Concepción.
Este conglomerado paradisíaco quedaría en el olvido hasta el año 1836, en que el Gobierno de México se confirmó como el país dominante de dicho lugar, al cual lo cedería en concesión a una empresa extranjera en 1857; hasta la llegada de Benito Juárez a la Presidencia de la República, quien anuló el contrato y entregó la propiedad al general José López-Uruaga.
Para 1879, el tepicense Manuel Carpena se convertiría en el dueño de las islas tras comprarlas por 45 mil pesos, iniciando así una etapa de explotación del archipiélago, principalmente en su zona de salinas; periodo que culminó tras la muerte de Carpena y la venta de dicho territorio al Gobierno Federal en 1905.
En este año se daría la creación de la colonia Penal Federal Islas Marías, por lo que ahora este territorio que había vivido esclavizado por los hombres, albergarían en sus entrañas a desaventurados ciudadanos que por razones legitimas o corruptas tendrían sujetarse a las cadenas de la readaptación.
Fue así que los mangles se convirtieron en barrotes carcelarios, mientras que los mapaches, cocodrilos y conejos en auténticos custodios que resguardaban la zona terrestre de su origen, con el apoyo aéreo de los mulatos, los colibríes pico ancho, los granatelos, las palomas arroyeras, las aguilillas y halcones de cola roja, así como el espectacular loro cabeza amarilla que sobrevuelan el archipiélago; y que por las noches ceden sus turnos a las variedades de murciélagos y al misticismo de la boa imperator que deambula en la oscuridad.
Pero si esto fuera poco, en las profundidades de los arrecifes realizan su guardia las variedades de tiburones y mantarrayas que hicieron despertar a más de un reo de sus sueños de fuga.
De ello fueron testigos innumerables presos, entre los que destacan nombres como Pancho Valentino, luchador profesional acusado de asesinar a un cura; Ricardo Martín Perea, ex mando militar; Concepción Acevedo de la Llata mejor conocida como La Madre Conchita, religiosa y presunta autora intelectual del asesinato de Álvaro Obregón y hasta Pedro Infante, este último de forma ficticia en una película del cine de oro que adorna con su nombre a este conglomerado de islas.
Pero más allá de las prisiones de manglar y los exóticos vigías, las Islas Marías son recordadas por los intelectuales mexicanos como Los Muros de Agua, bautizados así por el escritor comunista José Revueltas, quien estuvo recluido en este complejo penitenciario en el cual encontró la inspiración para crear la más famosa de sus obras que hoy da nombre a la transformación de este archipiélago en el nuevo milenio.
Lo cual comenzaría en el año 2000, cuando en el Diario Oficial de la Federación se publicó un decreto que declaró a las Islas Marías con el carácter de Reserva de la Biosfera; sin embargo, fue hasta el año 2011 en que finalmente se presentó un plan de Manejo, en el cual se definían actividades, acciones y lineamientos con perspectiva ambiental que evitará más daños al ecosistema de esta zona.
Precedentes que motivarían al actual Presidente Andrés Manuel López Obrador a presentar un nuevo decreto en 2019, para desincorporar del Sistema Federal Penitenciario a los Centros Federales de Readaptación Social que se ubicaban en el Complejo Penitenciario de las Islas Marías; el cual provocó que más de 580 presos fueron trasladados a distintos penales federales del país, terminando así la historia del llamado “Alcatraz Mexicano”.
A partir de estos lineamientos se definieron dos zonas, la Núcleo Terrestre y la Núcleo Marina, la cual a su vez de dividió en subzonas que ayudarían a delimitar, así como identificar tanto la flora, fauna y uso de los distintos espacios de esta isla.
La zona más importante es conocida como la Isla María Madre, la cual cuenta con el mayor ecosistema en buen estado de conservación, esto a pesar de albergar el complejo penitenciario y algunos campamentos antiguos, que hoy requieren un proceso de recuperación.
Las otras subzonas terrestres se dividen en la Isla San Juanito, María Magdalena y María Cleofas, las cuales también gozan, aunque en menor proporción de un ecosistema diverso y admirable.
Pero, aunque muchos inversionistas miraban con gran atención y optimismo el plan del Gobierno Federal, el hecho es que no se tiene contemplada una explotación de la zona de forma productiva, más allá del autoconsumo del personal naval; así mismo, muchas de las áreas de esta isla se encontrarán restringidas para el turismo, que se verá limitado a los programas que marque la administración del archipiélago.
“No se va poder acampar, ni va a haber hoteles; es venir en la mañana, tener tiempo suficiente, escoger el plan que de antemano se va difundir para visitar las islas”, señaló el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al explicar el Proyecto Integral de las Islas Marías, cuyo principal objetivo será convertir este nuevo paraíso en un ejemplo mundial de preservación de un ecosistema lleno de flora y fauna endémica, que entierre en la luz de la ciencia y la educación, la oscuridad de Los Muros de Agua que en honor a José Revueltas lleva por nombre este nuevo Centro de Educación Ambiental y Cultural.
