El Senado de la República aprobó esta noche, en lo general, la controvertida Ley General de Aguas con una votación de 85 a favor y 36 en contra. La bancada oficialista de Morena y sus aliados impusieron su mayoría para dar luz verde a un marco jurídico que busca recentralizar la administración del recurso hídrico, argumentando la necesidad de garantizar el abasto humano sobre el industrial.
Esta legislación llega tras meses de tensión en estados con estrés hídrico como Chihuahua y Nuevo León. La reforma modifica el esquema de concesiones vigente desde hace tres décadas, permitiendo al Ejecutivo federal intervenir directamente en la gestión de cuencas en situaciones de “emergencia nacional”, término que la oposición califica de ambiguo y discrecional.
El dictamen establece la revisión inmediata de 1,500 concesiones industriales y agrícolas en el norte del país. Los senadores Ricardo Monreal y Adán Augusto López defendieron la medida como un acto de justicia social, mientras que en las afueras del recinto, contingentes de agricultores mantuvieron un plantón que amenaza con radicalizarse.
La oposición, encabezada por el PAN y lo que queda del PRI, advirtió que la ley desincentivará la inversión extranjera. “Es un golpe letal al campo productivo”, señaló la senadora de oposición, alertando sobre la posible inconstitucionalidad de varios artículos que se discutirán en lo particular durante la madrugada.
Se espera que la discusión de las 23 reservas se extienda hasta el amanecer del sábado. De no haber modificaciones sustanciales, la ley pasará al Ejecutivo para su publicación el próximo lunes, lo que podría detonar una oleada de amparos masivos por parte del sector agroindustrial.
