Durante su gira de trabajo por la Mixteca oaxaqueña este sábado 22 de noviembre, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo lanzó un contundente mensaje político, asegurando que México no dará marcha atrás hacia el pasado neoliberal. En un mitin en San Pedro y San Pablo Teposcolula, la mandataria afirmó que solo “unos poquitos” añoran el antiguo régimen de corrupción y privilegios, refiriéndose a los sectores de oposición que han criticado duramente sus recientes reformas constitucionales y administrativas.
Sheinbaum aprovechó el escenario para defender la continuidad de la Cuarta Transformación, destacando que su gobierno se mantiene firme en la lucha contra la impunidad. “El pueblo de México ya decidió y no vamos a traicionar esa voluntad”, sentenció ante cientos de simpatizantes. Su discurso se produce en un momento de tensión política, tras las críticas del Partido Acción Nacional (PAN), cuyo vocero calificó las palabras de la presidenta como un “desapego de la realidad” frente a la violencia y los escándalos de corrupción que aún persisten en algunas áreas de la administración pública.
La gira también sirvió para supervisar los avances del Plan General Lázaro Cárdenas, un proyecto integral destinado a combatir la pobreza extrema en la región mixteca mediante inversión en infraestructura y servicios de salud. Sin embargo, el evento no estuvo exento de fricciones; se reportaron jaloneos entre el equipo de seguridad presidencial y maestros de la Sección 22 de la CNTE, quienes intentaban acercarse para entregar un pliego petitorio, evidenciando que la relación con el magisterio disidente sigue siendo un reto para su administración.
Analistas políticos interpretan las palabras de Sheinbaum como un cierre de filas ante el creciente escrutinio sobre la seguridad y la economía. Al minimizar a sus opositores como una minoría privilegiada, la presidenta busca reforzar su base social y deslegitimar las críticas sobre la militarización y la gestión de crisis locales. Este discurso polarizante, aunque efectivo para su núcleo duro, ha encendido las alarmas en sectores que piden un diálogo más inclusivo y menos confrontativo.
Finalmente, la mandataria reiteró su compromiso con la austeridad republicana, contrastando su gestión con los excesos de sexenios anteriores. A pesar de las controversias, Sheinbaum mantiene una alta aprobación en el sureste del país, donde los programas sociales y las grandes obras de infraestructura como el Tren Interoceánico y los caminos artesanales han tenido un impacto directo en la economía local, consolidando a esta región como un bastión clave para su proyecto político.



