En improvisada conferencia de prensa, la dirigente de MORENA en la entidad, Zaira Iturbe, ofreció su respaldo personal y el de su partido político a la diputada local Myrna Encinas respecto de las acusaciones que se le han hecho sobre el asesinato de la empresaria canadiense Ángela Louis Birkenbach. En el evento, cuyo organizador fue el también diputado Luis Enrique Miramontes, estuvieron presentes también la diputada Myrna Encinas y Alba Cristal Espinoza, así como otros legisladores de esos que ni apestan ni hieden, pero que sí cobran… y cobran bien.
Reitero aquí lo que he dicho: no creo que la legisladora sea capaz de arrebatar una vida. Como persona no la conozco, pero su actuar público la dibuja como una muchacha rupestre, impulsiva, ignorante, facciosa y bravucona. Sus participaciones en tribuna y múltiples escándalos no dejan espacio para la duda. Acusarla de un homicidio ya es otra cosa. Después de ver la forma irónica en la que pretende insultar a la periodista Lorena Meza, me llamó la atención el video de la conferencia en mención.
Durante su participación, misma que, debido a sus problemas para hacerse entender tuvo qué ser leída, mencionó textualmente que:
“En relación, en primera instancia, con la desaparición y posteriormente con el lamentable homicidio de la señora Ángela Louis Birkenbach, de nacionalidad extranjera, hechos que repruebo enérgicamente, por lo cual, hago un llamado a la autoridad competente para el pronto esclarecimiento de tales hechos y se castigue a los responsables con todo el peso de la ley, YA QUE NADIE PUEDE HACER JUSTICIA POR SU PROPIA MANO”….
Entiendo que la desafortunada frase obedece precisamente a sus problemas de lenguaje, pero no dejan de ser lamentables en medio del contexto que se vivió la semana pasada, con la desaparición y homicidio de la señora Ángela.
Si esa mención no fuera hija de la ignorancia de la legisladora, nos quedaría la duda ¿la diputada considera como “un acto de justicia” la muerte de la empresaria canadiense? Esto nos llevaría a la conclusión de que consideraría ese crimen como algo merecido y tan sólo de suponerlo, se genera un escalofrío en el cuerpo que nos hace preguntarnos ¿en manos de quién estamos?
