Julio Gómez es uno de esos lamentables casos que la gente toma como ejemplo para hablar de los futbolistas mexicanos que pintaban para ser unos fuera de serie y que, tristemente, se perdieron en el camino.
Julio es el protagonista de uno de los episodios más apasionantes y felices del futbol nacional: aquél gol de chilena ante Alemania, en la semifinal del Mundial sub 17 en 2011, que hizo estallar no solo al estadio TSM, sino a todo el país y que le dio al Tri su pase a la final, donde terminó ganando para ser campeón del mundo.
Pero cuando todo mundo pensaba que venia lo mejor para La Momia, apodo que ganó justo en aquél partido frente a los alemanes por el inmenso vendaje que le colocaron tras un choque de cabezas, la indisciplina, las malas amistades y los problemas con el club Pachuca, dueño de sus derechos federativos en aquél entonces, le arrebataron al futbol mexicano a una gran promesa.
En entrevista con As México, Gómez se sinceró y habló sin pelos en la lengua de los malos tratos que sufrió por parte de la directiva del Pachuca, en específico, de Andrés Fassi y Marco Garcés, quienes tras el Mundial sub 17 boicotearon la carrera de quien había sido pilar para la conquista del título, primero, ofreciéndole un sueldo muy bajo y, después, sometiéndolo al pacto de caballeros.
“Tuve una discusión después del Mundial con Marco Garcés y Andrés Fassi por contrato, no firme y, desde ahí, me los puse en contra. Me mandaban a préstamo a varios equipos y cuando se me acababa el préstamo regresaba y me decían que no entraba en planes, que le hiciera cómo quisiera, en ese entonces, existía el pacto de caballeros.
Yo fui víctima del pacto de caballeros que, en su tiempo, afectó muchas carreras porque también he platicado con mucha gente de esa camada de la sub 17 y también les pasó a ellos”, comentó.
Julio explicó que a pesar de contar con la credencial que significaba haber sido campeón del mundo, los directivos del Pachuca le ofrecieron un sueldo muy bajo argumentando que era menor de edad.
“En ese tiempo tenía 16 años y un sueldo de 5 mil pesos al mes y llegando del Mundial me querían firmar por cuatro años más pero por 10 mil al mes y no quisieron aumentar argumentando que era formativo y que ya habían gastado mucho en mí. Me mandaron a préstamo porque yo necesitaba ganar más y apoyar a mi familia y con eso me eché la soga al cuello con Marco Garcés, siempre me trató mal”, acusó.
La Momia no rehúye su responsabilidad en el declive de su carrera y también reconoció que, tras el Mundial, perdió piso:
“Acepto haber cometido muchos errores y ser indisciplinado después del Mundial, pero también me tacharon de jugador rebelde que es algo que no me identifica, en los equipos que he estado siempre he dado lo mejor de mí”.
LBM, NUEVA OPORTUNIDAD
Con 26 años de edad, casado y con padre de una hija de dos años, ahora el futbol le otorga a Julio una nueva oportunidad de retomar su carrera como jugador del San José F.C, uno de los equipos fundadores de la Liga de Balompié Mexicano (LBM).
La Momia lleva seis meses sin jugar, su último equipo fue el extinto Loros de Colima, y en San José se reencontrará con un viejo amigo, su técnico, Raúl Potro Gutiérrez.
“La tirada es regresar, retomar mi nivel, que la gente me vuelva a ver, que sepan de mí y hacer las cosas bien en este equipo de San José. Hay un director técnico que nos respalda muy bien, aparte es un muy buen amigo mío. Llevaba parado seis meses sin jugar y quiero que la gente me vuelva a ver”, dijo.
Sobre el reencuentro con quien fuera su timonel en la selección sub 17 campeona del mundo, Gómez indicó que “siempre estábamos en contacto, no habíamos tenido la posibilidad de volver a estar juntos y, en lo personal, estoy muy agradecido con él por confiar en mí, también con Jesús (Torres Servín, presidente del equipo), me han tratado muy bien y eso se aprecia y van a ver la mejor versión de mí”, prometió.