Un gobierno que hasta la fecha sigue sin reaccionar con la velocidad, la seriedad y la contundencia que la pandemia ha exigido, es, para mala fortuna de los mexicanos, el que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO), junto con el subsecretario de Salud y responsable de enfrentar la pandemia en nuestro país, Hugo López-Gatell. Nos encontramos a un par de días de que se cumpla un año de que se registró el primer deceso por COVID-19 en México, y desde entonces no ha habido un solo día sin decesos por esta causa. Por el contrario, de manera continua se rompen récords de muertes cada 24 horas y los números oficiales alcanzan cifras de terror, sin menoscabo de que el propio responsable del combate a la pandemia ha confesado que los números pueden ser hasta 8 o diez veces mayores de los que se contabilizan de forma oficial. No se ha domado la pandemia. Al lunes 15 de marzo, de acuerdo con estadísticas internacionales, en México se han contagiado más de 2.17 millones de personas y han fallecido 195 mil.
El primer caso de COVID-19 en México se detectó el 27 de febrero del 2020, un hombre de 35 años se había contagiado en Italia, luego de haber pasado una semana en aquel país; 20 días después, el 18 de marzo, el virus mató al primer mexicano, un hombre de 41 años con diabetes, que posiblemente se habría infectado al asistir a un concierto de rock en el Palacio de los Deportes de la CDMX.
El escepticismo, la necesidad de salir a trabajar y otros factores provocaron que el virus se extendiera en todo el territorio mexicano. Las únicas defensas ante un enemigo invisible contra el que no había vacuna era usar cubrebocas, mantener la sana distancia, lavarse las manos constantemente y quedarse en casa.
A finales de abril, es decir, 64 días después del primer caso diagnosticado en México, el número de pacientes había aumentado exponencialmente, había cerca de 19 mil casos confirmados y 850 fallecidos.
Los errores en que ha incurrido el gobierno para atajar la crisis son de escándalo; todo lo han hecho mal; la estrategia, las políticas, los programas, la organización, la comunicación, en todo se ha fallado. Es cierto que ante un fenómeno desconocido como el que se presentó hace ya poco más de un año había un cierto margen para las equivocaciones, pero solo Brasil de la mano de Jaír Bolsonaro y Estados Unidos de América -bajo la égida de Donald Trump- cometieron tantos errores como Mexico bajo la batuta de Andrés Manuel López Obrador; quien ha dejado para la posteridad una serie de frases lamentables que es necesario rememorar para darnos cuenta porqué no se ha logrado que México de una pelea frontal y real a la pandemia.
Habrá que recordar que el primer caso de COVID-19 en México se confirmó en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), el 27 de febrero; sin embargo, horas antes de ser confirmado, durante la conferencia matutina celebrada en Palacio Nacional, un periodista increpó al presidente respecto a un crucero en las costas de Cozumel que supuestamente llevaba personas infectadas con coronavirus, a lo que el mandatario respondió:
“Tenemos que atender el asunto, pero no exagerar”.
El día siguiente, después de confirmar el primer paciente con coronavirus, AMLO enfocó su conferencia matutina a este tema y dijo:
“Serenos, tranquilos, tenemos la capacidad para enfrentar esta situación”.
Esta línea fue criticada en redes sociales por la calma con la que fue enunciada pues, de acuerdo con sus críticos, parecía más una frase dicha a la ligera que una que buscara generar calma entre la población.
Ese mismo día le preguntaron al presidente por los efectos esperados al respecto y él dijo otra célebre frase:
“Hay quienes quisieran que nos fuese mal”
Declaración que también fue criticada por políticos de la oposición, pues sostenían que nadie quería que le “fuera mal”.
El 2 de marzo fue un día simbólico para este recuento, pues el jefe del ejecutivo soltó tres declaraciones que pronto se hicieron tendencia en redes sociales. Ante la confirmada existencia de COVID-19 y el inicio de la propagación del virus, le preguntaron al presidente si va a cancelar las “mañaneras” a lo que AMLO dijo:
“No, brincos dieran”
Y después, ante la recién anunciada “sana distancia” por Hugo López-Gatell, el mandatario nacional declaró:
“Miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar… hay que abrazarse, no pasa nada”.
López Obrador también hizo referencia a la economía mexicana y al Covid-19:
“Yo creo que ha resistido nuestra economía, sobre todo el peso, aguantó esta primera etapa de propaganda sobre el coronavirus, ha habido una depreciación, pero estaba bastante apreciado el peso, resistió”.
El 10 de ese mismo mes, nuevamente durante la conferencia matutina, el presidente, hablando del COVID-19, dijo que:
“Los conservadores me echarían la culpa también del coronavirus”.
“Aquí nada de política”
“Decirle al pueblo de México que, ante esta situación especial por el coronavirus, por la caída en el precio del petróleo, que tengamos calma, que estemos tranquilos, nuestra economía está fuerte, tenemos finanzas públicas sanas, tenemos reservas suficientes para enfrentar cualquier crisis que se pudiese presentar”, dijo el 12 de marzo.
“La depreciación del peso por esta situación de coronavirus y todo lo que está sucediendo pensamos que se va a atender, el mismo mercado se va a ajustar”, agregó.
“Todas las decisiones que tomemos van a tener como referencia las indicaciones de los técnicos, de los médicos y de los científicos, aquí nada de política, es lo que los señores nos indiquen, porque luego por cuestiones políticas o se minimiza o se exagera”, también señaló en la mañanera.
El 2 de abril, López Obrador soltó otra declaración para recordar, pues dadas las condiciones sanitarias implementadas tras la recién declarada Fase 2 de la pandemia el 31 de marzo, el mandatario refirió que la llamada oposición parlamentaria busca desprestigiarlo y tituló estos tiempos como “temporada de zopilotes”; sin embargo, su frase más recordada de ese día fue la que enunció inmediatamente después al referirse a la cuarta transformación de la vida política de México:
“…por eso vamos a salir fortalecidos, o sea, que nos vino esto como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación de México”.
Ésta, sin duda, fue la frase más criticada en redes sociales, en las bancadas parlamentarias de oposición y en medios masivos de comunicación, pues la interpretaron como un oportunismo político por parte del presidente; por tal razón, a lo largo del mes de abril, AMLO se portó más cauto para sus declaraciones oficiales respecto al coronavirus en México, al punto que hasta cuando no habla de coronavirus, sus críticos habituales, retoman la agenda de esta enfermedad.
“No soy todólogo”
“La política es un noble oficio, pero no se sabe de epidemias de virus, yo de eso no sé, no soy todólogo, no soy sabelotodo y es un asunto muy serio como para estar opinando sin conocimiento”.
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