Search
Close this search box.
NNC.MX

RADIO NAYARIT EN VIVO

Search
Close this search box.

En manos del senado (primera parte)

COMPARTE:
Author picture

Aunque a los congresistas del Partido Demócrata les habría encantado invocar la Vigésimo Quinta Enmienda para darse el lujo de “botar” de la Casa Blanca al presidente Donald Trump, se tendrán que conformar con hacerlo pasar a la historia como el primer mandatario en ser sometido dos veces a juicio político (impeachment) y quizá el primero en ser impedido legalmente para aspirar a una nueva postulación como candidato a presidente o a cualquier otro cargo público. Pero eso lo sabremos la próxima semana cuando el Senado de los Estados Unidos de América se reúna para someter a votación la procedencia del impeachment o si lo rechaza como ya lo hizo en una ocasión. 

Como lo mencionamos con toda oportunidad, el vicepresidente Mike Pence tuvo la alternativa de haber sido presidente de los Estados Unidos de América -aunque fuese solo por escasos días o algunas horas- de haber aceptado la propuesta avalada por la Cámara de Representantes que con 223 votos a favor solicitaba a Pence invocar la Vigésimo Quinta Enmienda, (figura incluida en la Constitución del país vecino del norte que en su cuarta sección establece un proceso de varios pasos para que el vicepresidente y una mayoría de funcionarios a la cabeza de agencias del poder ejecutivo —quienes se conocen como el gabinete— declaren que el presidente está “imposibilitado de ejercer los derechos y deberes de su cargo”, dando paso a una remoción anticipada), sin embargo, ya horas antes el propio vicepresidente había enviado una carta al Congreso para informar ese mismo martes que no tomaría dicha opción porque “no sería lo mejor para la nación ni sería compatible con la constitución” de ese país, dijo.

De tal suerte que al negarse a propiciar la remoción de quien le permitió ser vicepresidente en la Casa Blanca, Mike Pence abrió la puerta para que la Cámara de Representantes tomase la otra vía que ya había puesto sobre la mesa, es decir, someter a votación un nuevo impeachment, el cual consiguió sin problema al cobrar con votos de congresistas republicanos que dieron la espalda a Trump, siendo que en la votación, 10 de ellos dijeron sí al nuevo juicio político y con 232 sufragios se aprobó la propuesta. 

Donald Trump fue acusado formalmente por la Cámara de Representantes de “incitación de insurrección” contra el gobierno de Estados Unidos. 

La presidenta de la cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi, inició el proceso al declarar que el presidente Trump “incitó esta insurrección, esta rebelión armada, contra nuestro país en común. Es un peligro claro y presente a la nación que todos amamos”.

En el debate del miércoles, el diputado demócrata Jim McGovern resumió el sentir de sus colegas al declarar que lo ocurrido el miércoles anterior “no fue una protesta. fue una insurrección, un ataque bien planeado sobre nuestro país que fue incitado por Donald Trump”. Concluyó: “nuestro país fue atacado no por una nación extranjera sino desde adentro. Estos no eran manifestantes, no eran patriotas. Eran traidores. Estos eran terroristas domésticos… y estaban actuando bajo órdenes de Donald Trump”.

Algunos legisladores republicanos que se inclinaban a votar a favor del impeachment, no lo hicieron, comentaron en privado, por temores de que serían sujetos a ataques físicos por seguidores de Trump, reportó CNN.

El diputado demócrata Seth Moulton, en sus declaraciones ante el pleno antes de la votación, señalo que “hay más tropas ahora mismo en Washington DC que en Afganistán. Están aquí para defendernos contra el comandante en jefe, el presidente de Estados Unidos y su turba”.

De hecho, podrían llegar a Washington más del triple que el total de tropas estadunidenses en Afganistán e Irak combinados, dijo. 

Ahora bien, una vez concluida la votación con la ya consabida aprobación de la Cámara baja a enjuiciar formalmente al presidente Trump, le corresponderá al Senado organizar el juicio político en el que se dará paso a los debates para finalizar con la votación de los 100 senadores, siendo que para aprobar la condena se requerirá de una mayoría de dos tercios, en cuyo caso la destitución es automática y sin apelación, pero si no se llega a los votos necesarios, el mandatario sería absuelto. Los senadores podrán votar después, con una mayoría simple, otras penas, como la prohibición de presentarse a un nuevo mandato.

En este escenario, los demócratas requerirán del voto de 19 senadores republicanos para esta vez sí, alcanzar la votación que conllevaría la imposibilidad de que el todavía inquilino de la Casa Blanca pueda volver a contender para ser presidente del país vecino del norte o bien, para ocupar cualquier otro cargo público. 

Habrá que recordar que el Senado está dividido 50-50 entre legisladores demócratas y republicanos. Por tanto, la mayoría de dos tercios parece difícil de conseguir.

Pero la acusación presentada en la Cámara Baja establece que en caso de condena, Trump será "descalificado de cualquier función oficial", y dado que Trump acarició la idea de una nueva candidatura en 2024, la posibilidad de sacarlo definitivamente de la política podría alentar a algunos senadores republicanos a declararlo culpable.

El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, indicó el miércoles que no descarta votar para destituirlo. "Si bien la prensa ha estado llena de especulaciones, no he tomado una decisión final sobre cómo votaré y pretendo escuchar los argumentos legales cuando se presenten en el Senado", dijo McConnell en una nota a sus colegas republicanos.

McConnell podría convocar a una sesión de emergencia del Senado, en receso actualmente hasta el martes 19, o incluso instar a su bancada a votar contra Trump aún cuando Biden ya lo haya relevado.

Otro factor que habría de tomar en consideración es que las decisiones de los republicanos ya se están reflejando en sus bolsillos, pues algunos medios de comunicación del país vecino han dado cuenta de que al menos 20 grandes corporaciones estadounidenses anunciaron la suspensión de sus contribuciones de campaña, en su mayoría las que destinaban a los congresistas republicanos, que aún después del intento de asalto al Capitolio que propició los hechos violentos y causó la muerte de 5 personas, -entre ellos un agente de la policía-, siguieron adelante con sus objeciones, entre los que se ubicó a más de 100 miembros de la Cámara de Representantes y casi una decena de senadores, todos ellos del Partido Republicano.

La lista de empresas que han decidido suspender sus contribuciones crece cada día, mientras que otros donantes están repensando sus estrategias después de que los partidarios de Trump asaltaran el Capitolio.

Es común que las grandes corporaciones hagan donaciones tanto a republicanos como a demócratas en un apoyo que suele estar ligado a asuntos de interés específico para sus industrias, pero la actuación de los legisladores republicanos ha movido a múltiples empresas a reconsiderar las contribuciones que realizan a través de los comités de acción política (PAC, por sus siglas en inglés) corporativos.

Algunas de ellas han decidido suspender todas las donaciones mientras revisan sus políticas al respecto y otras han optado por detener las contribuciones específicamente a los miembros del Congreso que se opusieron a la certificación de los resultados del Colegio Electoral.

En este segundo grupo, estos son los nombres más destacados:

La multinacional financiera Morgan Stanley; La cadena de hoteles Marriot; La empresa química Dow; La empresa de telecomunicaciones AT&T; General Electric; El fabricante de tarjetas de felicitación Hallmark. Laplataforma online de alquileres compartidos AirBnB; La compañía de seguros Blue Cross Blue Shield; El fabricante de dispositivos médicos Boston Scientific; y La financiera Commerce Bancshares.

Otras empresas han optado por suspender todas las donaciones, tanto a aquellos que votaron por mantener los resultados como a los que quisieron revertirlos, una táctica que ha causado sorpresa e incomprensión en el campo demócrata.

En este grupo se encuentran gigantes tecnológicos como Facebook, Amazon, Microsoft y Google, además de otras importantes empresas como Coca Cola, Verizon, las entidades bancarias JPMorgan Chase, Citigroup y Goldman Sachs, la cadena de hoteles Hilton, la firma de servicios financieros Charles Schwab y el conglomerado de manufacturas 3M.

Las firmas de tarjetas de crédito American Express y Mastercard también han comunicado que suspenden sus donaciones sin determinar a quiénes afectará la medida.

Otras empresas como Bank of America, FedEx y Wells Fargo dijeron que revisarán la estrategia corporativa de contribuciones.

De tal suerte que quizá este  asunto pueda hacer cambiar el sentido de su voto a algunos senadores republicanos.  

Opinión.salcosga@hotmail.com

@salvadorcosio1

violeta

TEMAS RELACIONADOS:

TEMAS RELACIONADOS

MÁS NOTICIAS