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La inutilidad de los buenos propósitos de año nuevo

Si cuando no estamos en crisis, echamos a la calle los planes de año nuevo, ahora que hay incertidumbre en muchas situaciones, ¿para qué castigar nuestra conciencia?

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Pues allá vamos amigos y amigas, empezando este 2021, quizá por primera vez en décadas, sin el optimismo inútil, pero al fin optimismo, de otros años en los que el anterior siempre había sido menos catastrófico que el anterior año del 2021, es decir que lo que vivimos en el 2020. 

De las muchas lecciones que nos dejó el año que ya terminó es que una sola cosa es real no sólo al inicio de un año, sino durante todos los días de la vida, de cualquier fecha y año, esta realidad es que el dicho de “uno pone y Dios dispone…”, estás más vigente que nunca. 

Es cierto que debemos de hacer planes, proyectos, propósitos, objetivos, algunos de estos conceptos los hace uno de manera automática, por ejemplo el estudiante de secundaria sabe que en su momento pasará a la preparatoria o bachillerato, mientras que el de bachillerato sabe que en su momento estará en la universidad estudiando la carrera que también se propuso en su momento de elegir profesión, el trabajador de una empresa en donde se premia el rendimiento, sabe que si continúa con su excelente comportamiento laboral, llegará a ocupar una merecida jefatura, y así le podemos seguir con este tipo de proyectos casi lógicos, aunque hay muchos más que deseamos y que sabemos que nunca se cumplirán. 

Pero hoy quiero referirme a situaciones que aunque no deseamos que pasen, sucederán, están fuera de nuestro control, y es ahí donde entra la última parte del refrán de “uno pone y Dios dispone”, y lo diré con un solo ejemplo: cuando el año pasado, el primero de enero del 2020, todos hicimos planes de crecimiento económico, convivencia de amigos y de familia, mejores empleos, planes vacacionales, conocer nuevos amigos en las escuelas donde estudiábamos, en fin, cuando hicimos planes para pasar mejor nuestra vida rutinaria, cotidiana, normal como le llamamos algunos, cuando todos pensábamos que la vida transcurriría de acuerdo a nuestros propósitos, entonces el 31 de diciembre del año 2019, el municipio de Wuhan en la provincia de Hubei en China, se informaba sobre un grupo de casos de neumonía  con etiología desconocida, y el 9 de enero del 2020, el centro chino para el Control y la prevención de enfermedades, identificó un nuevo coronavirus el COVID-19, como el agente causante de este brote, para el 30 de enero del 2020, había en China más de 9,700 casos confirmados en China, y para el 18 de marzo, iniciamos en México, una nueva forma de vivir, una inusitada forma de llevar nuestra rutina diaria. 

Y a partir de esa fecha, adiós planes de bodas, fiestas de 15 años, festejos de cumpleaños, viajes de vacaciones, incluso adiós la asistencia a las escuelas de diversos niveles. 

Todo cambio en los planes del año 2020, y si a ese todo, ustedes le añaden que nosotros mismos año con año, cambiamos los propósitos que casi como autómatas expresamos en el brindis de cierre de año, verán entonces que lo mejor es no torturarnos con nuestra conciencia de que no pudimos mejorar en algunas propuestas que nos hicimos para nosotros mismos. 

Así que amigos y amigas, ¿tiene sentido de que en este año que hoy inicia, más incierto que todos los demás que hemos iniciado, usted y yo nos hagamos propósitos de excelencia,  de lo mejor, de perfección, sabiendo dentro de nuestro yo verdadero, que nunca los cumpliremos? 

En este año 2021 que ayer inició, para empezar no sabemos cuándo se aplicará la  vacuna contra el COVID-19, a la mayoría de la población mexicana. 

No sabemos cuándo los niños y los jóvenes volverán a las escuelas,  y me refiero a una normalidad total, no al montón de planes que se especulan con respecto a la reanudación de clases. 

No sabemos cuándo vayan a recuperarse los cientos y miles de empleos perdidos 

No sabemos cuándo podremos volver a reunirnos en masivos eventos sociales en los casinos, para festejar una quinceañera, unas bodas de oro o plata, unas  bodas de recién casados. 

Bueno con decirles que ni siquiera sabemos cuándo van a dejar a las personas de la tercera edad entrar a comprar a las super tiendas, en donde hoy están restringidos los accesos para ellos. 

Con todo lo anterior y otras cosas más, ¿sirve de algo hacer planes de año nuevo?…hasta mañana 

violeta

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