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¿Otro boicot en la NBA? Choque entre los dueños y los jugadores

La NBA y la NBPA se dan más plazo para seguir negociando las condiciones de la temporada 2020/21. De momento el acuerdo está lejos.

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Hasta cuatro veces han tenido que extender el plazo de acuerdo en el convenio colectivo la NBA y la NBPA, el sindicato de jugadores que comanda la veterana Michele Roberts. Si bien las tres anteriores se trataba de una prórroga poco significativa porque se hacía para que pudiera seguir disputando la temporada 2019/20, la cuarta presenta un problema bastante importante. Ya en el periodo entre una campaña y otra, no se sabe nada a ciencia cierta cómo se desarrollará el próximo año y el tiempo apremia.

El draft está a la vuelta de la esquina y es la única fecha que debe ser tomada por oficial. Pero conlleva un peso específico: se debe abrir la ventana de traspasos para que ese acto se desarrolle acorde a las reglas establecidas. Si no hay decisión, los equipos no podrán hacer el clásico juego de bajar o subir posiciones, amén de que tampoco habría movimientos con jugadores ya contrastados en la Liga y fuera de ese concierto. Ese 18 de noviembre es lo único marcado oficialmente en el calendario, pero no es ni mucho menos lo más importante. 

La apertura del mercado de agentes libres, el inicio de una pretemporada tan importante viniendo de una burbuja y con el coronavirus todavía en el aire… El periodo de descanso se ha acortado por la extensión de la pasada temporada y ello también afecta a la planificación de la nueva, que ya es una contrarreloj. 

La NBA y su tira y afloja 
Las negociaciones entre la oficina central de la NBA y la Asociación de Jugadores están encalladas. Avanzadas en aspectos menos populares, como los ajustes de presupuesto de la competición y los salarios de los jugadores, pero en punto muerto en lo que al aficionado de verdad le importa: los tiempos. Se ha llegado a un blanco o negro, según admitió públicamente Malcolm Brogdon (jugador de los Bucks y uno de los vicepresidentes de la Asociación): o se empieza el 22 de diciembre o el 18 de enero. Brogdon confirmó también en esa aparición en The Jump que cree que la mayoría de jugadores apuesta por la segunda fecha, que coincide con el Día de Martin Luther King en Estados Unidos y es festivo nacional. 

La filtración al periodista Chris Haynes (Yahoo), bien conectado con el entorno de LeBron James, y lo que habían dicho públicamente dos veteranos de los Lakers, Danny Green y Jared Dudley, sobre la postura tomada por James y otra estrellas de la NBA hizo saltar las alarmas en Casa Silver. Algunos jugadores están proponiendo un boicot a la NBA, al menos durante un mes, si la opción que sale ganadora de las negociaciones con la Liga no les satisface. Ya hubo un amago en verano por cuestiones sociales (no acudir a la burbuja para que el baloncesto no quitara el foco sobre la lucha contra el racismo) y una llevada a cabo -si se prefiere, una huelga en vez de un boicot- en plenas eliminatorias por el título (tras el tiroteo a un hombre negro en Wisconsin, por el que jugadores anteriormente mencionados se plantearon acabar la temporada de forma abrupta). 

La prórroga en la negociación es de una semana, hasta el 6 de noviembre, y ambas entidades se enfrentan a problemas estructurales importantes en las posturas que defienden. Por una parte, empezar el 22 de diciembre podría conllevar que las estrellas se borraran y la campaña de Navidad, que con tanto empeño se intenta salvar, se vería afectada enormemente. Por otro lado, empezar el 18 de enero supondría perder entre 500 y 1.000 millones de dólares de pleno, según las estimaciones que maneja la propia NBA. 

El partido también se juega en lo que corra en las gradas. Si habrá o no aficionados, si se jugarán en los pabellones habituales o en burbujas por regiones e intermitentes durante la temporada. Pero eso, con la evolución tan complicada que está teniendo la pandemia y más en Estados Unidos, parece complicado que se pueda resolver de diciembre a enero. 

El papel de las televisiones y los Juegos 
La NBA busca recuperar el ritmo de temporada que ya le pertenecía. De octubre-noviembre a junio. Ajustando en esta temporada que viene, la siguiente podría ser ya con el calendario habitual. Es clave para la recuperación económica. La idea de cambiar drásticamente el curso habitual de la NBA para protegerse de las audiencias televisivas de la NFL, la liga que sigue siendo la preferencia principal del país americano, ha quedado descartada por ahora. La pandemia hubiera sido una buena oportunidad para probar, pero no se ha testado. Por lo tanto, se busca de nuevo ir de otoño a verano. Y mejor que empiecen cuanto antes. 

ESPN y TNT, las televisiones que tienen la mayor parte del pastel en términos de derechos para retransmitir la NBA, son de los que han presionado a la Liga para que el comienzo sea el 22-D y se pueda salvar la Navidad. Unos tienen esa jornada especial, los otros harán la de apertura. El contrato televisivo, recordemos, es el principal sustento económico de la NBA y lo que ha disparado los contratos de los jugadores desde hace un lustro. Pero estos dos no son los únicos operadores televisivos que se ven implicados aquí. 

NBC es la tenedora de los derechos de los Juegos Olímpicos. Tiene, además, partidos asignados en las estaciones regionales al igual que FOX. Por tanto, querrá velar porque esos dos acontecimientos no se pisen. La Liga trasladó a dueños y jugadores que su esperanza es empezar en diciembre y acabar antes de que empiecen los Juegos de Tokio, retrasados también por el coronavirus de 2020 a 2021. A los Preolímpicos, donde muchos jugadores de la NBA podrían querer ir para ayudar a sus selecciones, no se llegaría, pero sí a un torneo para el que ya están clasificadas, entre otras, España y Estados Unidos. 

No se podrá hacer una temporada de 82 partidos, pero sí una de 72. Como suma, se rebajaría a 70. Con ello se llega a julio, donde debería acabar la NBA y empezar el evento mundial del deporte. 

El dinero 
Con lo que amenaza la NBA para poner su propuesta por encima es con el salario de los jugadores. Como no se quiere acabar más tarde de julio y ellos quieren jugar a partir de enero, amenazan con una temporada de 50 partidos. Eso, según la proyección de Bobby Marks, agrandaría la brecha de las pérdidas: serían 1.600 millones de dólares los que se irían por el sumidero. 

Empezar en enero hace que los salarios se vean afectados. No ya los contratos que se firmen ahora, sino los que pueden venir durante los próximos años, es decir, los de casi todos los jugadores de la competición. La higiene de la economía de la NBA también pasa por ver cuándo se empieza la temporada 2020/21. Y, de no haber acuerdo en las cifras y en lo demás, la sombra del cierre patronal y de un año en blanco es cada vez más alargada en la competición.

violeta

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