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El fin de la disnastía Castro en Cuba

“Creo fervientemente en la fuerza, ​​ejemplaridad y comprensión de mis compatriotas. Mientras viva, estaré listo, con el pie en los estribos, para defender la patria, revolución y socialismo”, dijo Raúl Castro en su discurso de jubilación.

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Sesenta años después de que Fidel proclamara el carácter socialista de la revolución cubana, su hermano Raúl, de 89 años, presidió a puerta cerrada su último congreso del Partido Comunista. 

La histórica reunión, que durará cuatro días, marca la salida de este líder revolucionario y dictador desde el 2006, y el ascenso de una nueva generación. De hecho será reemplazado por el actual presidente cubano Miguel Díaz-Canel, de 60 años, quien de ahora en más concentrará el poder.

De acuerdo con información de las agencias EFE y AP, contrariamente  a ediciones anteriores, en el inicio de este encuentro no se difundió imagen alguna en la televisión, sólo algunas fotografías y videos fueron compartidos en las cuenta de medios del Estado en sus redes sociales.

En una de estas imágenes aparecieron 300 delegados del Partido Comunista de Cuba (PCC), que llegaron de las provincias del país, en un largo aplauso al momento en que Raúl Castro ingresaba con su uniforme militar seguido por Díaz-Canel.

Este último, que lo remplazó en la presidencia en 2018, será el primer dirigente también del partido, en el que ha hecho toda su carrera. Está previsto que Díaz-Canel sea designado primer secretario, el más alto cargo del país, el lunes durante la última jornada.

Es “el congreso de la continuidad”, dijo en Twitter, señalando que las directrices del país, una de las cinco últimas naciones comunistas en el mundo, no cambiarán.

Aunque se requieren reformas económicas urgentes, con el país inmerso en una profunda crisis, el principio de partido único bajo un régimen comunista y una elite forjada por la revolución de 1959 se mantendrá.

Raúl Castro, primer secretario del Partido Comunista de Cuba y hermano del fallecido dictador Fidel Castro, propuso este viernes un diálogo respetuoso con Estados Unidos, poco después de anunciar que abandonará el cargo, el más importante en el régimen comunista de partido único.

“Ratifico desde este congreso del Partido la voluntad de desarrollar un diálogo respetuoso y edificar un nuevo tipo de relación con los Estados Unidos”, sin renunciar “a los principios de la revolución y el socialismo”, dijo en el primer día del octavo congreso del Partido Comunista (PCC).

Sin embargo, cambiar la política hacia Cuba no es una prioridad para el presidente estadounidense, Joe Biden, según indicó este viernes la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, al ser preguntada durante su rueda de prensa diaria por congreso del PCC.

Un cambio en la política hacia Cuba o la toma de medidas adicionales no está ahora mismo entre las principales prioridades de la política exterior del presidente” Biden, dijo Psaki.

El Partido constituye garantía de la unidad nacional y síntesis de los ideales de dignidad, justicia social e independencia de las generaciones de patriotas que nos antecedieron y las que nos han defendido en todos estos años de lucha y victoria”, dijo José Ramón Machado Ventura, de 90 años, número dos del partido que también se espera se retire.

Dijo inaugurar el congreso con “la convicción de que seguiremos siendo fieles al legado de nuestros mártires y al ejemplo de Fidel y Raúl”, según declaraciones reproducidas por los medios del Estado autorizados a estar en el Palacio de las Convenciones, donde se lleva a cabo la reunión.

Raúl se convirtió en el líder absoluto y dictador cubano en 2006, cuando su hermano Fidel dejó el poder en edad avanzada. Desde ese año fue tanto el jefe del PCC como el presidente del país, hasta dejar este último cargo y designar a Díaz-Canel en 2018. 

Después de la muerte de Fidel Castro en 2016, el retiro de Raúl pasa una página histórica en la isla, en donde la mayoría de los habitantes no han conocido a otra familia dirigente que no fuera la de los conocidos revolucionarios.

“Raúl no va a estar al frente del Partido, pero (para) cualquier problema Raúl está ahí, Raúl no se ha muerto”, reflexiona Ramón Blande, militante comunista de 84 años, provisto de una mascarilla para protegerse del coronavirus.

Según medios oficiales, tras un homenaje a Fidel, Raúl presentó el viernes por la mañana a los delegados el informe central del congreso, en el que arremetió contra la “guerra económica” emprendida por Estados Unidos tras cuatro años de la administración Trump, que endureció el embargo vigente desde 1962.

Los partidos comunistas de China, Vietnam, Laos y Corea del Norte enviaron mensajes de felicitaciones a Cuba, según el periódico estatal Granma.

En las calles de La Habana, sin turistas debido a la pandemia, los cubanos parecen más preocupados por la escasez de alimentos, las largas filas frente a los supermercados y la espiral inflacionaria que desató la reciente unificación de las dos monedas que tenía el país.

“Tengo esperanza de que con el congreso esto mejore, porque los precios están muy altos, los salarios subieron (…), pero (…) en definitiva no alcanza” el dinero, se lamenta María Martínez, jubilada de 68 años.

Para Norman McKay, analista de la Unidad de Inteligencia de The Economist, “la salida de (Raúl) Castro es un acontecimiento histórico no sólo porque marca el fin de una dinastía que ha durado más de 50 años, sino también porque se produce en medio de un período de importantes dificultades y perturbaciones económicas”.

“Esto no significa necesariamente que vaya a haber un cambio brusco en el estilo del partido comunista”, pero “internet va a facilitar una mayor demanda de responsabilidad y de libertades, planteando al gobierno desafíos que serán difíciles de ignorar para el Partido Comunista”, agrega.

En los últimos meses, Cuba ha experimentado una inédita agitación social, impulsada por la llegada reciente del internet móvil, con manifestaciones de artistas, protestas de disidentes y movilizaciones de otros sectores de la sociedad civil como los defensores de los animales.

Además de las complicaciones que trajeron a la vida cotidiana de los cubanos las sanciones de Donald Trump, el aumento de mercados que operan en dólares, moneda a la que la mayoría de ellos no tiene acceso, ha aumentado la frustración de la población.

Sin duda, causa una gran interrogante imaginarse a Cuba sin Fidel y Raúl al frente del país, y si bien Díaz-Canel tiene toda la escuela de estos dos jefes comunistas, habrá qué poner atención en los pasos que se darán, principalmente en el marco de una inconformidad manifiesta que comienza a encontrar eco en la isla y a atraer reflectores fuera de ella. 

Opinión.salcosga@hotmail.com

@salvadorcosio1 

 

violeta

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