En el vasto universo de las redes sociales, donde a menudo reina la superficialidad, de vez en cuando surge una joya de autenticidad que nos reconcilia con la humanidad. Este sábado, el protagonista indiscutible de la conversación digital es un abuelito, hincha del club Universitario de Deportes, cuyo video celebrando el tricampeonato de su equipo se ha vuelto viral a velocidad de vértigo. Las imágenes son pura emoción: un hombre de la tercera edad, parado en la puerta de su casa, gritando y llorando de felicidad como un niño.
“¡Lo vi dos veces en mi vida! ¡Tricampeón!”, se le escucha exclamar entre lágrimas, mientras agita los brazos al cielo agradeciendo la hazaña deportiva. La escena, grabada por un familiar o vecino, captura ese instante mágico en el que el fútbol deja de ser un deporte para convertirse en un vehículo de memoria, identidad y pasión desbordada. No importa de qué equipo seas; es imposible no sentir un nudo en la garganta al ver su alegría genuina.
El video ha acumulado millones de reproducciones en plataformas como TikTok, X (Twitter) y Facebook, cruzando fronteras y llegando a corazones de todo el mundo. Usuarios de diferentes nacionalidades y lealtades futbolísticas han compartido el clip, llenándolo de comentarios de cariño y respeto. “Esto es el fútbol”, “Ojalá yo llegue a esa edad con esa pasión”, son algunas de las frases que más se repiten en las interacciones.
Este fenómeno viral nos recuerda el poder del deporte para conectar generaciones. Seguramente, ese abuelito ha visto pasar décadas de historias, victorias y derrotas, y ese grito de tricampeón encierra toda una vida de fidelidad a unos colores. En un mundo que a veces parece olvidar a sus mayores, este video los pone en el centro, mostrándonos que la capacidad de emocionarse y celebrar no envejece nunca.
La historia de este hincha anónimo ya es parte del folclore digital del fútbol. Nos enseña que las pasiones verdaderas nos acompañan hasta el último aliento y que, a veces, un simple gol puede ser el detonante de la felicidad más pura. Hoy, todos somos un poco hinchas de ese abuelito y de su inquebrantable amor por su camiseta.
