Una mujer de no más de 35 años de edad murió la mañana de este miércoles al pie de “la islita” del río Cuale, en la colonia Emiliano Zapata.
Vecinos mencionaron que la mujer estaba muy enferma, varios de ellos intentaron ayudarla e incluso aseguraron que en varias ocasiones solicitaron una ambulancia, pero lamentablemente no recibió ayuda.
Su condición le impedía ponerse de pie y aprovechaba a las personas que pasaban para pedirles comida o que le dejaran un cigarro.
Minutos después de las ocho de la mañana la gente que todos los días cruzan por el puente colgante la vieron bastante mal y no dudaron en pedir una ambulancia.
Los paramédicos llegaron junto con policías, la revisaron, pero tristemente terminaron por confirmar que ya no contaba con signos vitales.
Estaba entre cobijas sucias, basura y restos de comida que sus mismos “amigos” (indigentes) le llevaban con la esperanza de que pudiera recuperarse, pero tristemente no fue así.
El lugar fue acordonado y los gestos de disgusto de los vecinos no se hicieron esperar al saber que la mujer había fallecido y en esas condiciones.
Sin confirmar en su totalidad, los oficiales comentaron que en algún momento la mujer dijo llamarse Yadira, ya tenía bastante tiempo en la indigencia y se le veía muy seguido por las calles de las colonias aledañas, desconociendo si cuenta con familiares en la ciudad.
INDIGENTES VIVEN COMO FANTASMAS…
En Puerto Vallarta se tiene contabilizados por lo menos 80 personas en situación de calle, muchos de ellos se les ve por las principales calles del centro de la ciudad y algunos en las colonias populares.
La mayoría llegan a Puerto Vallarta con la esperanza de conseguir un mejor empleo para mejorar su condición económica, pero muchos terminan cayendo en las “garras” de alguna adicción, enfermos o en el peor de los casos en la morgue sin ser reclamados.
Apenas el año pasado se registraron varios casos bastantes tristes, uno de ellos fue en la colonia 5 de diciembre, en donde un hombre (en las mismas condiciones) murió al pie de una tienda de conveniencia.
Este tipo de personas se han convertido en fantasmas que recorren las calles, a los que nadie los vea o se hacen que no los ven.
Actualmente no existe algún lugar que se encargue de ayudarlos o sin duda no caería nada mal una casa de ayuda para este tipo de personas.