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Diálogo con Clío: La historia y los historiadores en Nayarit

La Historia es la ciencia que trata de unir el estudio de los muertos con los vivos. Nuestra realidad contemporánea es resultado de un pasado; del cual debemos aprender para comprender de mejor manera, las problemáticas que enfrentamos cotidianamente, y buscar una solución.

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Antes de recordar y compartir relatos históricos sobre nuestra región, considero pertinente reflexionar sobre el sentido y la función de la Historia; que es al mismo tiempo, una ciencia, una disciplina y un arte. El objeto de la historia es esencialmente el hombre. En primer lugar, los invito a romper con el concepto que define popularmente a la Historia, como el estudio del pasado.

Marc Bloch, fundador de la Escuela de los Annales propone entenderla como “la ciencia de los hombres en el tiempo”. El objeto de estudio de la Historia son los hombres; la humanidad, pues toda huella o acción humana tiene un impacto en el entorno físico, desencadenando procesos que, a su vez, generan los eventos que el historiador interpreta, con base a un método y teoría específico.

La Historia es también la ciencia que trata de unir el estudio de los muertos con los vivos. Nuestra realidad contemporánea es resultado de un pasado; del cual debemos aprender para comprender de mejor manera, las problemáticas que enfrentamos cotidianamente, y buscar una solución.

De allí resulta que la Historia también sea conocida como “La maestra de la vida”, y su funcionalidad queda por tanto definida en esta frase. El desinterés o mal manejo de la Historia también tiene consecuencias importantes, mismas que van desde el control de conciencias por parte de estructuras de poder, hasta la desarticulación social, pues la naturaleza crítica de la Historia no es siempre bien asimilada ni aceptada por las personas que guardan otras preocupaciones.

De la misma manera, considero necesario comentarles, que la Historia no se limita al estudio de los grandes personajes y acontecimientos. Cualquier elemento de interés social puede formar parte de la Historia; desde una genealogía familiar, el desarrollo de un gremio artesanal y una monografía ejidal; hasta la constitución de las historias nacionales o internacionales.

En Nayarit hemos contado desde el año de 1917 con entusiastas del pasado que mucho han aportado a la reflexión del pasado regional; aun y con toda su inclinación por respaldar al régimen político que surgió con la revolución mexicana. Figuras destacadas fueron la de Luis Castillo Ledón, Everardo Peña Navarro y Salvador Gutiérrez Contreras.

En lo que pudiéramos llamar una segunda generación de historiadores, destacaron desde mediados del siglo XX Pedro Castillo Romero y Pedro López González, a quien se les sumó Pedro Luna Jiménez y Mario Contreras a principios de la presente centuria. La producción historiográfica nayarita básicamente se ha sustentado a la investigación de la Historia regional, y los cronistas municipales han venido jugando una importante labor en ese sentido.

De éste último grupo, Néstor Chávez Gradilla de Acaponeta, Rubén Arroyo Arambul de Ahuacatlán y Eduardo Gómez Encarnación se cuentan como los más prolíficos. Sin embargo, para temas de carácter global destacan varios académicos que no tienen vecindad en la entidad, siendo Jean Meyer el ejemplo más significativo al respecto, por sus trabajos sobre la guerra cristera y el movimiento lozadista.

Considero que el desarrollo de la historiografía nayarita se encuentra en estos momentos estancada en comparación a la realidad nacional, pues queda pendiente la creación de una Licenciatura o Colegio, para complementar la labor de los investigadores locales desde una perspectiva académica que, a su vez, fomente desde la institucionalidad la creación de espacios, temáticas, publicaciones y mejores vínculos con el proyecto estatal de Nayarit.

Las aportaciones que su servidor realizará por este medio irán orientadas a este último enfoque, pues es claro que la difusión del pasado constituye una de los principales retos y obligaciones del historiador. Agradeciendo el espacio a los editores, estoy a sus apreciables órdenes.

violeta

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