Dio sorpresa la presidenta de la XXXIII Legislatura, Alba Cristal, con su discurso en la Sesión Solemne de instalación. No lanzó cuetes por el muy destacable hecho de su mayoritaria composición femenina y el ascenso de una mujer a la presidencia. Fue un manifiesto mesurado, emotivo, para poner énfasis en los frutos, en los resultados, que mejoren la vida de los nayaritas. Llamó a dar un valor superior a la escucha, frente al habla. Quién sabe cómo se lo tomarían algunas y algunos que han hecha de la política tarea de merolicos. Ojalá tenga eco.
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El gobernador electo sigue insistiendo en el tema de los sueldos insultantes de los funcionarios. Ofenden, dice. Insiste en que los magistrados hagan ejercicio autocrítico. Hay algunos que ganan 200 mil pesos (no todos, debe aclararse). Les dijo que no hay nada personal, pero que agarren la onda y solitos ajusten sus percepciones al credo Juarista que los invita a apegarse a la medianía. En la medianía de sus capacidades cumplen, no en la de los salarios. Ojalá inviertan la fórmula: muy buenos para trabajar muy malos para cobrar.
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Después de las revelaciones recientes del fiscal Veytia hay que tener cuidado con los compadres. Si eso dijo a los gringos sobre su compadre Roberto Sandoval, qué no dirá de otros. Así que cuando bautice a los chamacos, escoja bien a los padrinos. Uno nunca sabe.