Tu hija o tu abuela. Una chica de 12 o una respetable abuela de 60 y más, o un chico y un bisabuelo, pueden pertenecer a la población nayarita que durante 2020 fue víctima de acoso. Víctimas de insinuaciones o propuestas sexuales que van desde mensajes o llamadas ofensivas, envío de contenidos sexuales o de burlas por su apariencia o clase social hasta el contacto mediante identidades falsas.
Veintiuno de cada 100 usuarios de internet o celular (75 por ciento respecto a la población total) en Nayarit, con edad de 12 años o más, fueron víctimas de ciberacoso, según el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2020, que con método de encuesta levantó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en octubre y noviembre de ese año.
Los acosadores las prefieren mujeres (23%) que hombres (19%). Y del total, se inclinan más por las personas jóvenes (52% en el grupo de edad 12-29 años) que maduras (21% en el de 50 y más años).
Los tres estados con mayor prevalencia de ciberacoso fueron Colima (27%), Tabasco (26.9%) y Tlaxcala (26.4%). Los que tuvieron menores casos fueron Ciudad de México (16%), Tamaulipas (18%) y Coahuila (18%).
En Nayarit 82 de cada cien acosos por computadora o dispositivo móvil ocurrieron en las localidades urbanas; el resto se registró en las rurales.
Tanto hombres como mujeres usaron Internet en promedio diario cuatro horas cuarenta y dos minutos. En otras palabras, una tercera parte de su vida consciente (descontando ocho horas de sueño), los nayaritas están frente a su dipositivo móvil o computadora conectados a Intenet. El grupo de edad de 12-29 años lo hace 6 de 16 horas todos los días.
En esa tercera parte de su vida ocurre el ciberacoso, que también contempla provocaciones para reaccionar de forma negativa, suplantación de identidad, rastreo de cuentas o sitios web y población de información personal.
Del total de identificados por sus víctimas, 19 por ciento se trató de conocidos y 47 de desconocidos.
En cuanto al sexo de las personas identificadas que efectuaron el ciberacoso: 59 por ciento son hombres; mujeres, representan 13 por ciento.
La escolaridad es inversamente proporcional al ciberacoso entre nayaritas: 43 por ciento sólo cursó educación básica; 28 por ciento cuenta con educación media superior; 28 por ciento, con educación superior.
Vivieron cinco o más situaciones de acoso en sus pantallas digitales 13 por ciento; una o dos, 67 por ciento.
¿Cómo enfrentaron esta situación las personas afectadas? Bloquearon a la persona, cuenta o página, cambiaron o cancelaron el número telefónico, cuenta o contraseña, eliminaron la publicación, el mensaje o el video, hablaron con la persona, denunciaron ante el ministerio público, la policía o el proveedor de servicio, informaron a padres o amigos, ignoraron o no contestaron.
¿A alguien el ciberacoso le afectó emocionalmente más allá de la natural molestia, enojo o humillación? ¿A cuántos y a cuántas? No lo sabemos y no corresponde al INEGI dar esas respuestas. Pero estos datos deben ser más útiles para que los gobiernos y las empresas dueñas del ciberespacio trabajen en medidas que protejan a los internautas del acoso.