Con el propósito de conocer el sentimiento de los jóvenes que se dedican a limpiar parabrisas en las calles de la ciudad, nos dimos a la tarea de entrevistar a uno de ellos.
Fue en el cruce de la avenida Jacarandas esquina con avenida Insurgentes, donde encontramos al joven Alberto NN de 21 años de edad, quien nos condicionó que para entrevistarlo, no grabáramos su rostro.
Explicó, que desde hace 5 años él se dedica a limpiar parabrisas en distintos cruceros de la ciudad, pero dijo que no le gusta “echar raíces” en un solo lugar y por eso constantemente se mueve de crucero en crucero: “porque cuando permaneces varios días en una esquina te das cuenta que son los mismos automovilistas los que ha diario pasan y con el tiempo te dejan de apoyar con la moneda, por eso yo me muevo de lugar constantemente”.
Reveló, que en cinco años que tiene de experiencia, “en el arte” de limpiar parabrisas, ha descubierto que algunos seres humanos son egoístas y tacaños: “en muchas ocasiones los automovilistas que traen buenos carros son los más groseros con nosotros, no nos dan la moneda y muchas veces nos ofenden, hay hombres y mujeres de mucho dinero que nos ven como perros callejeros, no nos dejan acercarnos a sus carros, cuando nos vamos arrimando y suben los vidrios de sus puertas y más si en los automóviles viajan mujeres o niños, los ricos… o los que se creen ricos son más egoístas que los pobres, te digo esto porque las personas humiles son las que más nos ayudan, nos dan el peso los dos pesos o hasta cinco pesos, pero nos dan, yo aquí no vengo a robar, no vengo a cometer delito alguno, yo no me drogo, no consumo alcohol, yo tengo una familia a la que hay que mantener, tengo dos hijos y una esposa a las que hay que llevarles el sustento, en mi caso yo no soy político y ni quiero ser político, a mi me tocó nacer en una colonia pobre, mis padres son pobres, pero con mucho corazón, yo para comer tengo que trabajar y mis padres de niño me dijeron que antes de robar buscará la manera de ganar unas monedas pero con el sudor de mi trabajo y siempre en un trabajo honrado, yo sé que esto que hago es un trabajo honrado, pero no es bien visto por la sociedad, ninguna de las morras que pasan por aquí van a querer salir con una limpiaparabrisas, pero ni modo, como dice me jefita; la mujer que te quiera te va a querer como seas y pues ya hay una mujer que me quiere y me espera en casa junto con mis hijos, limpiar parabrisas para mi no es más vergüenza, vergüenza es robar y que te descubran, así que aquí vamos a seguir trabajando mientras Dios nos de vida, algún día cambiara mi suerte, pero mientras hay que echarle ganas”, concluyó el entrevistado.