En clara defensa a su alfil FÉLIX SALGADO MACEDONIO, y a poco más de 50 días de las elecciones más grandes de la historia de México, ayer el señor presidente López Obrador, dijo que si un “mal candidato” fue postulado a un cargo de elección popular, tiene que ser el pueblo el que decida si lo elige o no.
“Que un mal candidato, una mal candidata, es el ciudadano el que va a decidir, no hay que tenerle miedo al pueblo, hay que respetar al pueblo”, afirmó el jefe del poder ejecutivo federal, de acuerdo a lo expresado por López Obrador, aseguró que los ciudadanos saben qué sí y qué no les conviene.
Por supuesto que ustedes saben que esta es una especie de advertencia al INE, que está aplicando la ley electoral en el caso de SALGADO MACEDONIO, y en una forma por demás burda, añade el señor López, que: “El pueblo es el que decide, el pueblo es el que manda, hagamos a un lado el clasismo, el racismo, la discriminación y pensemos que todos somos iguales”, esto es que le den rienda suelta a cuanto infractor de la ley se registre y de acuerdo al criterio presidencial, sea el pueblo el que castigue al infractor a la hora de las elecciones.
Y desde luego que esto de castigar a malos candidatos cuando se emite el sufragio, no es una verdad plena, pues es sabido que la gente vota por diversos motivos en contra o a favor de un personaje, lo anterior lo explica la neuropolítica, una disciplina que abunda sobre lo que sucede en el cerebro al momento de tomar decisiones, en este caso, las decisiones político-electorales, iniciando por el voto.
Los especialistas afirman que al momento de tomar decisiones electorales lo hacemos sin necesidad de mucha información. Es decir, nos vamos por lo que creemos, por lo que sentimos o por lo que percibimos, no por lo que razonamos o analizamos. Antoni Gutiérrez-Rubí en su obra Micropolítica afirma que “tomamos decisiones muy serias e importantes con un gran nivel de exposición a la equivocación”.
Los fanáticos de un candidato rechazan las explicaciones racionales que difieren de su interés, es decir, de quienes atacan a su candidato. “Cuando el cerebro percibe una explicación distinta a lo que él cree no sólo la cuestiona, es que corta los circuitos de comunicación para que no penetre. Por eso no cambiamos de voto”.
A la explicación anterior se le llama disonancias; es el bloqueo que nuestro cerebro hace a la información racional que puede alterar nuestra realidad emocional.
Cerremos esto diciendo que la neuropolítica explica que una vez que entramos en empatía con un candidato, difícilmente aceptamos una opinión divergente, incluso cuando las pruebas materiales evidencian que nuestro héroe no es tal, y aquí es donde empieza el mal juicio del señor presidente al creer que el pueblo sabio y bueno, votará en contra de un mal candidato cuando se dé cuenta de que es un violador sexual, un mentiroso, que no cumplió con las reglas impuestas para todos los precandidatos como lo es el hecho de reportar gastos, y otras muchas conductas anómalas del personaje, como el caso de SALGADO MACEDONIO.
Recuerdo que cuando ganó la gubernatura ANTONIO ECHEVARRÍA DOMÍNGUEZ, en el año de 1999, si figura alcanzó para hacer ganar a diversos personajes que nunca habían soñado con ocupar un cargo de elección popular, uno de ellos fue el Eduardo Valenzuela Armas, a quien en Tuxpan, lo conocían como el LOCO VALENZUELA, pues este señor ganó por la alianza de ese tiempo formada por el PAN-PRD-PT y PRS.
No bien había ocupado la presidencia municipal de Tuxpan, cuando de inmediato se peleó con los comerciantes del mercado, empezó por cobrarles más gastos por la renta de los puestos del mercado, y al negarse a pagar, él les cerró el mercado.
Le tomaron la presidencia, y él administraba Tuxpan, desde la plaza principal, y todo esto fue una locura que terminó en violencia, ¿eligió bien el pueblo tal y como lo dice AMLO?…hasta mañana
