Francisco Gabilondo Soler, mejor conocido como Cri Cri con su Marcha de las Letras convocaba a los infantes de la década de los 50’s, 60’s y parte de los 70’s, cuando alertaba: “Que todos los niños estén muy atentos…” Para luego cantar lo que se suponía era un orden alfabético: “Primero verás, que pasa la 'A', con sus dos patitas muy abiertas al marchar…” Y efectivamente ayer lunes, estaban los niños y niñas de ese entonces, pero ahora con sus sesenta, setenta y más años, haciendo fila, tratando de tomar distancia y diciendo: ¡Presente! a la hora que pasaban lista: Aguiar, Aguayo, Alonso, Arias, pero además estaban los de apellido cuya letra comenzaba con G, con T, o con Z, pues sus hijos o hijas y hasta sus nietos, argumentan su miedo por el posible agotamiento de las vacunas hasta que les toque a los Torres o Zepeda.. Intentaban “charolear”, argumentando que el progenitor o progenitora en la fila, era padre, madre o hasta comadre de alguien de arriba, sin señalar la altura.
“Ahí viene la 'E', alzando los pies”. Elizalde, Espinosa y Esquivel, ahí estaban alzando los pies, por el calor que emanaba del cemento que recogía las altas temperaturas de la temporada y hacía estragos sobre los pies vulnerables de quienes ya han caminado por más de seis décadas, quienes están más que expuestos al pie diabético o quienes apenas cuentan con unas chanclas de plástico o perforadas por el tiempo y la insuficiencia de recursos económicos para traer calzado apropiado.
Ahí está la 'I', y también los Iturbe, los Ibarra, las Islas, aquellos chicos y chicas que jugaban a las canicas en su patio o en la calle; los que iban a nadar al río de su pueblo y luego a hurtar algunos mangos a la pasada; ahí estaban las que brincaban el bebeleche o la cuerda y que ahora, más que dispuestas a brincar de lugar, con tal de no soportar las temperaturas que no pueden ser detenidas por un parasol, mientras, adentro de las instalaciones, la frescura de las bancas y la de la refrigeración de las vacunas, es un contraste que no se logra comprender.
“Le sigue la 'O', La Ordoñez, la Olvera, una es flaca y la otra gorda porque ya comió…” Pues habría que poner en una balanza, no solamente las indicaciones que se presenten bien desayunados y con su medicina habitual. Hoy, como en el resto del país, en Tepic, llegaron a su ansiada vacunación, quienes vienen luego de consumir una dieta bien balanceada, pero también quienes apenas se echaron un taco acompañado por un café negro, prólogo de su metformina para contrarrestar el azúcar y en la que también hay niveles, claro.
“Y luego hasta atrás, llegó la 'U'…” Y ahí vendrán los Uriarte, Ulloa, Urías, pero se les recomienda que vengan con un acompañante que les ayude a hacer fila, con agua para hidratarse, con alguna fruta, un buen paraguas, con su confirmación de haberse inscrito, con su credencial del INE o con su documento que acredite su edad- aunque sea más que evidente- o dispuesto a cantar “La Marcha de las Letras”, “El Ratón Vaquero”, “La Muñeca Fea” o cualquier prueba que ya se rebasaron los 60 años donde aprendimos que de la A, sigue la B y luego la C y que todo mundo deberá respetar lo que con tanta insistencia nos enseñó Gabilondo Soler. ¡Que no nos confundan, Cri cri!