Escucho de nuevo una de las tantas conferencias llamadas “mañaneras”, del presidente Andrés Manuel López Obrador, y una en particular en donde aconseja a los mexicanos un “gran” remedio contra la COVID-19, desde luego un gran remedio al estilo AMLO, el que entre otros ingredientes contiene tres, NO MENTIR, NO ROBAR Y NO TRAICIONAR, dice el presidente que tener la conciencia tranquila ayuda mucho a que no nos ataque el coronavirus, y que para tenerle no debemos de MENTIR, ROBAR Y TRAICIONAR, ya que esto debilita las defensas y la conciencia de cada uno de quienes hacen esto, y entonces quedan expuestos al virus maligno.
Desde luego que esto lo dijo el señor López Obrador, antes de ser él mismo uno de los contagiados, tal como lo dio a conocer el propio mandatario ayer en las redes sociales.
Pero como era natural en un caso de un contagio a un personaje del nivel del señor López Obrador, surgieron de inmediato las teorías sobre la veracidad de lo que anunció el jefe del poder ejecutivo federal.
La primera que leímos en las redes sociales, se refiere a que tal anuncio lo hizo el presidente por lo bajo que andaban sus bonos políticos, por la falta de interés a sus ataques diarios en las conferencias mañaneras, en donde terminaron por asistir jóvenes que tenían alguna página informativa en las redes, y eventualmente algún periodista de buen nivel de medios formales y serios, así que ante la falta de popularidad, decir que estaba contagiado, era una “buena” noticia entre comillas para muchos que con este hecho tendrían elementos para atacarlo por su falta de seriedad en cuanto a cuidarse del COVID-19, y el plan es aparecer en dos o tres días más, sumamente recuperado, para que mediáticamente esto hable de su buena condición física y de que México tiene un presidente fuerte y sano.
La otra pregunta que nos surgió es: “ si el presidente de la república, que es la persona de mayor peso político en el país, no está vacunado, ¿entonces quién si lo está?.
Si estamos a una semana de que inicie el segundo mes del año, febrero, y el propio presidente del país, no tiene la vacunación, entonces esto significa que el resto de mexicanos, no lo estaremos nunca, salvo que la compremos en algún establecimiento médico, como lo sugirió el propio mandatario en la pasada conferencia mañanera del viernes, en donde de plano ya no le quedó de otra más que declarar tácitamente que su gobierno será incapaz de manejar esta pandemia del COVID-19, señalando que aceptó que empresas privadas compren y vendan la vacuna a quien a su vez se las compre para ser vacunado.
Pero si el jefe del ejecutivo, no ha sido vacunado todavía, esto si que sería una gran irresponsabilidad en primer lugar de él mismo, y en segundo lugar de alguno de sus asesores, aunque se sabe que a los colaboradores que tienen la sinceridad de no mentirle, no robarlo y no traicionarlo, y decirle la verdad de la situación en su cara, suele ponerles unas injuriadas en público o privado, y de inmediato acusarlos de que son cómplices de los gobiernos anteriores, así que bajo esas condiciones, algunos de los personajes de su administración que quieren ser sinceros al ver que es imposible que el presidente entienda razones, optan por la renuncia, tal como ocurrió hace poco más de una semana con MIRIAM ESTHER VERAS GODOY, quien era nada más y nada menos que la Responsable de la Estrategia de Vacunación Universal en México, de la Secretaría de Salud Federal, de quien originalmente se supo que se iba de esa Secretaría de Salud, porque no estaba de acuerdo de la forma en la que estaba implementando la estrategia de inmunización del COVID-19.
En fin, esta es la historia de todos los días en el gobierno de la cuarta transformación, así que el tema da para mucho más…hasta mañana
