Es claro, que el mundo nunca visualizó un panorama como el que estamos viviendo actualmente, por ello es que, con la llegada del Covid-19, se han presentado una serie de retos para las sociedades, sus economías y también, para los sistemas democráticos de todo el planeta.
Uno de los primeros efectos de la pandemia ha sido la restricción de las personas en la participación en reuniones y encuentros públicos, sobre todo de tipo masivo, uno de los más importantes aspectos de su vida social.
Por ello no sorprende, que los procesos electorales, ya calendarizados para este 2021, sean una actividad, la cual se verá afectada profundamente, por este inédito evento, sobre todo porque son los procesos electorales son eventos históricos que implica la movilización de millones de personas,situación que lo convierte en un ejercicio social de participación masiva y gran complejidad operacional.
Máxime cuando en nuestro país, los procesos electorales han carecido de logísticas procedimentales, basadas en esquemas tecnológicos, las cuales faciliten el derecho y obligación ciudadana de votar de la misma forma que los conteos al final de la jornada electoral, seguimos haciéndolo con papel y lápiz, práctica que no se modifica por cuestiones más que evidentes de manipular resultados.
NUEVOS MODELOS DE GESTION ELECTORAL, MISMOS POLITICOS
Sin duda, que la pandemia, la cual aún no superamos, muy pronto pondrá a prueba, no solo el tradicional y arcaico modelo electoral que tenemos sino, además, el aún más obsoleto mecanismo de promoción política de los aspirantes a los cargos de elección popular.
En el primero de los casos, poco se ha trabajado al respecto, los organismos electorales, ni federal, ni estatal, se han centrado en modificar, con esquemas tecnológicos avanzados, las formas de emitir el sufragio, situación que debería de ser un tema prioritario ya que, es evidente, la amenaza de salud pública que surgirá de los comicios que vienen y que tiene que ver con la convergencia masiva de votantes de manera presencial, la manipulación del material electoral, las cabinas que garanticen la secrecía del voto, la distancia social necesaria, todos estos elementos son los desafíos en los que se debería de estar trabajando ya que sin duda, será una grave amenaza de salud pública.
Por otro lado, está el hecho de la promoción individual de los aspirantes a cargos de elección popular así como el, tan deteriorado, esquema de actos públicos masivos, las grandes comidas, las fiestas populares, las aperturas y cierres de campaña e incluso el tan trillado saludo mano a mano y los abrazos, característica principal de la clase política, todo esto deberá de omitirse toda vez que representa un grave riesgo de salud para todos.
EL IMAGINARIO POLITICO VALLARTENSE
Con un proceso electoral a la vuelta de la esquina, las medidas de restricción, impuestas por el ejecutivo estatal, se han vuelto un verdadero dolor de cabeza para la clase política del municipio, la cual carece de preparación para muchas cosas, pero en especial para enfrentar eventos de coyuntura como este que estamos viviendo.
El estado de confort, en el que han vivido por décadas, los ha llevado a generar un modelo de actividad político – electoral austero, repitiendo, proceso tras proceso, el mismo esquema populista, basado en dadivas sociales y en promesas pocas veces cumplidas, en la promoción de ocurrencias sin sustento, pero pocas, muy pocas veces las campañas políticas se centran en modelos de desarrollo reales, los cuales propongan medidas claras que dinamicen la economica del municipio y fortalezcan la actividad turistica, tan importante para todos.
El imaginario político vallartense se centra en el patrimonio electoral, en al acumulamiento de voluntades políticas, las cuales adquiere, mediante los ampliamente promovidos, programas sociales los cuales pretenden lucran con la necesidad de la población, convirtiéndolos tan solo en paliativos que distan mucho de resolver de fondo las verdaderas problemáticas de la sociedad.
Es claro que será muy complicado que se regule, de acuerdo a las nuevas circunstancias, las formas en que se realicen actividades político – electorales, sin embargo, es claro también, que debe de imponerse el pensamiento lógico de los candidatos, de entender que, las nuevas circunstancias en que vivimos, requieren de nuevas formas de promover sus proyectos políticos de ciudad, las ideas deben de superponerse a la retórica hueca tradicional.
La situación de urgencia, por la que estamos atravesando debido a la pandemia y que ha desatado una crisis en diversos aspectos, constituye una prueba decisiva que bien podría evidenciar, aún más, las múltiples carencias que tienen los candidatos y que arrastraran hasta el momento de ser los gobernantes, así mismo, la capacidad en la rendición de cuentas, la cual ha evidenciado la poca eficiencia y transparencia en las decisiones del gobierno municipal para resolver la emergencia.
En épocas de crisis y de vulnerabilidad individual y colectiva es natural que los ciudadanos se dirijan a sus gobernantes en búsqueda de acciones,apoyo y protección y que estas,se ejecuten de modo expedito, sin embargo, el gobierno municipal nunca tomó medidas adecuadas y oportunas lo que lo ha hecho perder rápidamente su credibilidad.
El tiempo que hemos padecido la pandemia y que aún estamos viviendo, exige apremiantes e innovadores modelo de gestión política que deben de ir, desde la tecnificación de los sistemas electorales, los cuales minimicen, e incluso, terminen con la masificación de personas en espacios que conllevan a enormes posibilidades de contagios, hasta la minimizacióndel uso de papel, de lápices, plumas y demás objetos que hacen insustentable el modelo de elecciones, que protejan tanto a funcionarios de casillas como a los votantes que acuden a sufragar.
Pero la urgencia radica en el cambio de paradigma del político tradicional que compite por los espacios de elección popular y de los dogmas que siguen rigiendo a los partidos políticos, políticos que generen ideas innovadoras, que construyan políticas publicas sustentables, incluyentes, que permitan la crítica constructiva, las evaluaciones a sus proyectos y resultados, políticos preparados para afrontar los nuevos tiempos y no personajes que no saben qué hacer, no entienden que hacer y no logran hacer nada, pero lo peor que sin haber hecho un trabajo decoroso en su gestión aspiren a un nuevo cargo público, quizás para fortalecer su muy evidente ineptitud, pero claro,estosson solo pensamientos dichos… en voz alta.