Con una economía muy deprimida, colapsada para algunos giros comerciales que terminaron por cerrar definitivamente sus negocios, en Nayarit, se están aperturando-palabra usada ahora- empresas y lugares que ya no daban para más, la apertura de negocios era un clamor generalizado desde que inició la llamada pandemia del COVID-19, el reclamo ustedes lo conocen perfectamente, reactivar la agonizante economía, darle vida a empresas y trabajadores, muchos de los cuales perdieron sus empleos porque ya no fue posible sostenerlos.
Desde el mes de marzo, cuando empezaron a dictarse medidas drásticas contra muchas actividades comerciales, y otras que generaban ingresos, empezó la guerra de los que ocupaban trabajar para sobrevivir, y los que querían cuidar la salud de los que ocupaban trabajar, los primeros reclamaban ingresos, ayuda, oportunidad de ofrecer sus productos, sus servicios, su oficio para seguir viviendo en medio de esta pandemia.
Mientras tanto, los segundos mencionados, o sea las autoridades sanitarias mediante el uso de la fuerza pública y recomendaciones ampliamente difundidas, hacían todo lo posible por eliminar de la calle y de los negocios, cualquier vestigio de seres humanos que pudieran poner en riesgo su salud, y la salud de los demás, con la aclaración al margen, de que esto nunca fue posible al cien por ciento, si bien, cuando estábamos en el máximo apogeo de la pandemia, cuando menos al máximo apogeo de noticias, cifras, datos, y estadísticas que nos hacían temer por nuestra vida y la vida de nuestros seres queridos, la gente intentó permanecer en sus casas, pero este fue un intento hecho mientras no sintieron que el hambre, las deudas, los compromisos adquiridos con anterioridad a la aparición de este virus, eran ya insostenibles, así que la gente, con o sin temor, y desafiando su propia seguridad ante un eventual contagio, poco a poco fue apareciendo en las calles, en los negocios, en los lugares en donde podía sacar algo para mantenerse.
Ciertamente al principio de esta crisis que ya va a cumplir 8 meses, el gobierno apoyaba lo más que podía a los sectores económicamente vulnerables, les daba una despensa con víveres básicos, que por supuesto servía a quienes habían quedado en el total desamparo, pero a medida que aumentaba los días de la pandemia, que aumentaba el encierro, el confinamiento, la prohibición de trabajar, el número de personas necesitadas, también fue aumentando casi casi tal como dice la teoría de THOMAS MALTHUS, mientras las personas necesitadas crecían geométricamente, la producción de estas despensas, es decir el apoyo que se podía dar crecía aritméticamente, o sea que nunca alcanzaría para todos, así que la tensión que no era otra cosa que las cada vez más necesitadas clases sociales de tener apoyos, era ya insostenible.
Un día aparecieron los choferes de taxis, los que tenían sus vehículos de trabajo parados porque así se los habían ordenado, reclamando ayuda; otro día aparecieron los músicos de todas layas, pidiendo que el gobierno no se olvidara de ellos, y es que se había prohibido todo tipo de festejos personales ya no digamos en los casinos de la localidad, sino que incluso en las casas particulares, en donde la autoridad estaba atenta vigilando las casas en donde se escuchaba música, un pequeño grupo norteño, o banda, para ir y desbaratar la fiesta.
Hubo entonces récord de fiestas clausuradas, especialmente el día del niño, y el de las madres, esto según información de JORGE BENITO RODRIGUEZ, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, pero como ustedes ven, la presión social, el hartazgo de estar encerrados, de vivir confinados en cuatro paredes, a veces paredes demasiado pequeñas, provocó que todo mundo intentara a su manera salir del encierro.
Después aparecieron pidiendo primeramente ayuda, los payasos, los animadores de fiestas, los que se dedicaban a hacer reir en los festejos, todos ellos sin trabajo, a estos animadores, se sumaron los llamados “sonideros”, personas que se dedicaban a llevar sonidos y música a las fiestas, luego hubo una marcha de los dueños de gimnasios que pedían un poco de apertura de sus negocios que se estaban empolvando, y dejando inutilizadas parte de sus activos de trabajo.
Varias veces los comerciantes indígenas del mercado Juan Escutia y otros lugares, hicieron acto de presencia frente a Palacio de Gobierno, para pedir que ya los dejaran vender, porque estaban a punto del colapso económico.
La situación y exigencias de la ciudadanía era ya mucha, fue entonces cuando se empezaron a establecer algunas medidas relajantes, se fueron flexibilizando los que vigilaban todo movimiento humano en la ciudad, y las multas y decomisos de vehículos del transporte público, por llevar a una persona de más, cuando se autorizaban tres o cuatro pasajeros en las combis por ejemplo, se fueron dejando pasar, hasta ver hoy día, combis que van a full, que están llenas en todos los asientos, con pasajeros con su respectivo cubre bocas, pero llenas.
Igual situación ocurre con los camiones del servicio público, que les permiten llevar completo el pasaje, y es que repito, algunos ciudadanos fueron despedidos de sus trabajos por no llegar a tiempo nunca a la hora de entrada, y es que las combis, los camiones tenían demasiada vigilancia y rigor de las autoridades si no acataban las disposiciones sanitarias.
Por eso, cuando este fin de semana, luego de una reunión del comité del COVID-19, el Secretario General de Gobierno, Antonio Serrano Guzmán, dio a conocer que existe la posibilidad de que la Feria del Juguete se coloque durante los próximos días en el lugar de costumbre.
Especificando además que los comerciantes que año con año instalan sus puestos en la Feria del Juguete ya presentaron la solicitud de autorización ante el Consejo del COVID-19 y que desde luego, serían los integrantes de este consejo quienes autorizarán o negarán esta petición, aunque aclaró que él instruyó una comisión para que se sentaran con los solicitantes y vieran la mejor ruta y si podría ser viable.
Y es que como les digo, son muchas las posibilidades de que se instale la Feria del Juguete porque la idea es que con el margen de no olvidar la responsabilidad de la salud, también se pueda activar la economía.
Sólo JORGE BENITO RODRIGUEZ, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, se opuso en la reunión de la comisión del COVID-19, a que se permita la instalación de la feria del Juguete, pero con la salvedad de que si bien él quiere tener el mayor margen de que no existan probables contagios del coronavirus, todavía no tiene la solución para reactivar la economía, sin permitir a la gente que salga de sus casas, que salga a trabajar en sus oficios, u ocupaciones, esto tiene que ser así y como dijimos al principio, generar ingresos, reactivar la economía, permitir fuentes de trabajo, y todo lo relacionado con el sistema de generar riquezas, tiene que tener un costo, tiene que tener un precio, la gente debe aprender a cuidarse sin que autoridad alguna la ande acosando por su negligencia, descuido o indolencia.
Parece que volver a la actividad presencial, es la mejor solución…hasta mañana
