Una Selección Mexicana aventurera, jabata, venció por segunda vez consecutiva a Países Bajos en Ámsterdam, nueva tierra conquistada, reclamo tras los agravios del pasado. Raúl Jiménez, al 58', desde la infalibilidad que le confiere el punto de cal, revalidó su potestad del Tri en la Johan Cruyff Arena, que ya había conquistado en 2014 en la sinfonía a dos violínes de Carlos Vela. El partido de rescate financiero que urdió la FMF, celebrado ante los embates de la segunda ola pandémica, al final solo ha conllevado alivios, lecciones y buenos augurios. 2020 empezó en Ámsterdam y en octubre para el Tri, una rareza, con los mismos bríos que un 'año nuevo'.
El tanteo inicial se rompió cuando Gallardo birló a Hateboer y citó a Jiménez con Krul; el ariete, que emboca 50 de estas en cada desayuno en Wolverhampton, punteó la pelota con dirección al córner. A veces, lo más complicado de los trámites es cumplirlos a cabalidad. Acto seguido, 'Tecatito' hizo girar a Van Dijk como si fuese un párvulo, y no el hercúleo capitán del Liverpool, y el zurdazo guiñó al poste izquierdo de Krul. 'La Oranje' escupió sangre: Depay rompió el cerco de Montes y 'Chaka' y Talavera desenterró la mina terrestre.
El lustroso juego mexicano se encriptó conforme el partido maduró. Koopmeiners transmutó en Koeman y gobernó, en coalición con Van de Beek, los terruños asignados a Guardado y Herrera. Una negligencia de Wijndal permitió a Pizarro invadir de nueva cuenta el pórtico de Krul; la salva de Jiménez se perdió en el canal Singel. El sobresalto despabiló al Tri, que recuperó parcelas y bríos con 'Tecatito' blandiendo el estandarte. Las vitrinas amsterdamesas recibieron el impacto de un proyectil disparado por Guardado antes del entreacto, cuando las conclusiones preliminares ya perfilaban evaluaciones aprobatorias.
De Boer ordenó confinamiento mientras Herrera, Guardado y 'Tecatito' surcaron a placer por los canales de la Keizersgracht. En plena dejación neerlandesa, Herrera trazó el desmarque de Corona, quien definió sin rigor ante la fútil resistencia de Krul. Desperdicios semejantes suelen ser condenados con severidad en las Copas del Mundo. Si lo sabremos. Valga el ensayo para recolectar resoluciones de utilidad para futuras presentaciones de alcurnia. Pronto hubo una tercera oportunidad, cosas del fútbol. Muy pronto. El réferi Jovanovic vengó el atraco (¿?) de Fortaleza. Aké aplicó un bloqueo estilo-NBA a Jiménez y Raúl mesmerizó a Krul desde el punto de cal con su característico golpeo de tobillo. No, esta crónica no ahondará en un estrés post-traumático colectivo que data de seis años atrás.
El partido entró en fase experimental y perdió valor curricular, si es que alguna vez lo tuvo. Rompió el marasmo 'Tecatito': jarabe tapatío a Aké y fusilamiento que Krul soportó con chelco anti-balas. 'La Oranje' fue una brigada de soldados rasos desperdigados aleatoriamente sin santo y seña; una puesta en escena indigna conforme a la carta magna que redactó Rinus Michels y que, hasta el verano, Ronald Koeman interpretaba con reservas y corsés. El cotejo involucionó, pero ofreció experiencias de valía para Romo (segunda internacionalidad) y Govea (maltrecho en su regreso al Tri, dos años y medio después).
El epílogo marchaba sin sustos, hasta que el testarazo de De Jong exigió el vuelo de Talavera, digno de una pintura de Vermeer, del que prosiguió el surrealista bombazo de Depay al travesaño. La velada terminó en un breve sofoco que, al final, no arruinará el paseo triunfal por los canales de Die Wallen.