Nada nuevo en Alemania. Vuelve a ser campeón el de siempre. Una muy ajustada victoria por 1-0 sirvió al Bayern de Múnich para hacerse con la ensaladera a falta de dos jornadas para el final de la Bundesliga. Es su octavo título consecutivo y el trigésimo de su historia prolongando, de esta manera, el reinado bávaro en la máxima competición alemana por un año más. Quizá sea el trofeo más extraño en la centenaria historia del Bayern, pero lo que no resultó para nada raro fue el jugador que dio el título al conjunto muniqués. Lewandowski, máximo artillero del Bayern con un total de 31 goles en lo que va de campeonato, selló el triunfo por 1-0 del pentacampeón de Europa ante un Bremen que sigue sumergido en la pugna por no descender.
Volvieron al once Lewandowski y Müller, máximo asistente del Bayern con un total de 20 pases de gol, ambos tras cumplir sanción por acumulación de tarjetas. Eso sí, se quedó fuera de la alineación Lucas tras una reciente titularidad, bastante gris, que invitó al técnico Flick a volver a apostar por Davies en el lateral zurdo del transatlántico germano. Estuvo a punto de pagarlo caro, ya que el canadiense rozó la expulsión en la primera mitad. La perla del FCB propició una patada feísima a Bittencourt que hubiera sido suficiente para expulsarle, pero el VAR no intervino. Suerte para un Bayern que siguió a lo suyo y, a falta de dos minutos para el descanso, se puso por delante en el marcador gracias a Lewy. Bajó con el pecho un envió de Boateng en profundidad y no perdonó.
El Bremen, histórico rival del Bayern en la lucha por la hegemonía en la Bundesliga en tiempos no muy lejanos, estuvo a la altura. Sin Pizarro en el once (entró en los minutos finales), mítico ariete de los muniqueses que figuró en la plantilla del triplete siete años atrás, los pupilos de Kohfeldt plantaron cara a un campeón que llegó a verse contra las cuerdas ante el ímpetu de los locales. Eggestein y Selassie tuvieron el tanto de los verdiblancos en sus botas hasta que los de rojo, poco a poco, impusieron su estilo sobre el césped del Weserstadion.
En el centro del campo mandaban Kimmich y Goretzka, éste último en estado de gracia y primera opción de Flick por delante del lesionado Thiago para la medular muniquesa. Llegaba el Bayern y estuvo a punto de sentenciar el choque en una jugada de libro, finalizada por Lewandowski, pero anulada por el VAR tras un fuera de juego de Müller en la creación. Se rebeló el Bremen, que llegó a intimidar, pero le faltó pegada ante un Bayern que se llevó la victoria y, por ende, su octava ensaladera consecutiva. Davies terminó siendo expulsado tras una falta sobre Sargent. Lo que sí fue inevitable es que se sigan amontonando ensaladeras en las vitrinas del Bayern. Es su trigésima y la recibirá después de la última jornada en Wolfsburgo. Sin duchas de cerveza. Y con mucha distancia de seguridad.
