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El problema de las “pluris”

El legislador plurinominal se convirtió en un representante de las dirigencias de los partidos, que no solo dejó de defender intereses ideológicos, sino que en ocasiones solamente obedecía a sus intereses personales, aliándose incluso con quien tiene la hegemonía.

La creación de los legisladores de representación proporcional o plurinominales en 1977, es uno de los legados democráticos más importantes del viejo régimen, ya que esto abrió paso a un mayor equilibrio del poder, con una mayor representación de la oposición y por ende un incremento en la negociación de políticas que colocó como prioridad los intereses de los partidos o de la propia ciudadanía.

O eso nos gusta creer en la teoría, ya que desafortunadamente en la práctica se ha desvirtuado la figura de este importante legislador, debido a la manera en que los partidos designan estos cargos.

Pero antes de profundizar en esta notable crisis de confianza hacia la figura de representación proporcional, es necesario recordar que para que estos existan los partidos vencidos requieren de obtener una votación notable, por lo que no es correcto decir que estas diputadas y diputados no fueron elegidos por el pueblo.

A veces pareciera que en la percepción ciudadana se cree que cuando una mayoría relativa elige una candidatura, esta debe tomar todas las decisiones y gobernar por sí sola, por lo que todos sus compatriotas deben sentirse representados por dicha figura pese a no concordar con sus ideas.

Sin embargo, durante las votaciones la participación suele rondar entre la mitad de la población mayor de edad del país, y el partido vencedor suele tener entre un 30 y 35 por ciento de los votos de esta mitad, por lo que aunque ganaron la elección, es más el nicho de ciudadanos que exigían una representación distinta, de ahí es que surge a necesidad de tener representantes de otros partidos políticos, pese a que estos no hayan sido votados directamente.

En teoría, esto permitiría a los partidos de oposición ser contrapesos para el poder Ejecutivo contra el que habrían perdido, pero sobre todo dar representación a aquellos ciudadanos con quien simpatizaban ideológicamente.

Lamentablemente, al pasar de los años los partidos políticos comenzaron a imponer sus intereses sobre los del electorado que les dio la oportunidad de postular esta figura.

El legislador plurinominal se convirtió en un representante de las dirigencias de los partidos, que no solo dejó de defender intereses ideológicos, sino que en ocasiones solamente obedecía a sus intereses personales, aliándose incluso con quien tiene la hegemonía.

Es así como vimos llenarse las listas de plurinominales de amigos y familiares de las dirigencias o hasta de los propios presidentes de partido, de personas que habrían invertido recursos económicos como inversión a largo plazo o sindicalistas que apoyaban campañas y que al llegar a un curul de representación proporcional, dejaban de lado los intereses de sus agremiados.

Surgiendo de aquí el linchamiento que hoy sufren en la opinión pública estos legisladores cuya amenaza de ser eliminados está más latente que nunca.

Hoy en día, más de uno de nosotros ha levantado la voz para que los legisladores de representación proporcional sean en su mayoría liderazgos consolidados en distintos sectores y grupos sociales, que cuenten con una agenda reconocida públicamente, la cual garantice que legislarán a favor de quienes simbolizan.  

Que retomen sus orígenes y vuelvan a ser la voz del pueblo vencido en las urnas, del pueblo que reclama otras políticas y que tiene otra concepción del mundo, esto claro sin dejar de lado su figura de contrapeso de los excesos del poder Ejecutivo.

SILLAZO… En Nayarit  hoy se celebra la llegada de la joven legisladora Julieta Mejía al Congreso de la Unión, a donde podrá llevar su agenda progresista como representante plurinomial, al igual es de aplaudirse que se mantenga la inclusión de perfiles indígenas y del llamado diputado migrante, los cuales también llegan por la misma vía al Congreso Local.

En contraste debemos lamentar que por una irresponsabilidad el partido Levántate Para Nayarit no cuente con una curul dentro la próxima legislatura local, pese a ser la quinta fuerza política del a entidad, perdiendo así la oportunidad de dar una voz directa a la clase burocrática del Estado.   

 

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